Envenenamiento

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(Por: Emmeline)


La semana siguiente fue un borrón. La gente empezó a llegar y las clases se reanudaron. Irina le escribió a Rushton para pedirle más sangre sin darle más explicaciones. Yo no estaba de acuerdo con eso. La salud de Nina cada vez se ponía peor. Sus dolores de cabeza eran cada vez más frecuentes y empezó a desaparecer en la hora del almuerzo para ir al bosque a cazar, aunque solo fuera a la zona del bosque a la que podía acceder. Era bueno que hubiéramos tomado la costumbre de no estar en el comedor a la hora del almuerzo o alguien podría haberlo notado.

La sangre de Rushton llegó y se acabó en la mitad del tiempo usual pero Nina no parecía poder aplacar su sed con eso.

Fue ese lunes, camino a clase de Encantamientos, cuando se me ocurrió una aterradora posibilidad. Habían bloqueado un pasillo porque a un estudiante de pociones se le descontroló la suya y el veneno sobre el que trabajaba había corroído las paredes. Rinolds y otros dos profesores intentaban arreglarlo pero todavía tuvimos que dar un desvió al salón.

Tuve que detener a Nina.

—¿Has pensando en la sangre?—pregunté con el miedo ante la revelación.

—¿Qué pasa con la sangre?

Señalé hacia el pasillo.

—Nina....¿y si te están envenenando?

Su rostro se petrificó por un segundo.
—Rushton no lo haría —dijo finalmente con total seguridad—. Además yo podría saberlo. El olor o el sabor serían extraños.
—Hay muchos tipos de veneno, ¿cierto?

Ella siguió sin convencerse.

—Deberías pedir permiso para cazar fuera del bosque —fue la sugerencia de James al oír mi teoría—. Así te aseguras de alimentarte por tu cuenta.

Irina soltó una risotada.

—Por supuesto, soy una criminal convicta que podría escaparse y me darán permiso para cazar en todo el bosque.

—Pero...

—No quiero volver a oír hablar del tema —dijo ella—. Lo de año nuevo nunca pasó.

Sin embargo, esa misma tarde envió una carta para su padre, pidiéndole que le mandara sangre por su cuenta.

En paralelo, Candace Nosinger se volvía cada vez más insoportable. Me pasaba la mitad de mi tiempo libre en la habitación de Nina, porque a su compañera de habitación, Valeria Savanah, no parecía importarle.

Ella solo tomaba un libro de texto y anotaba cosas por todos los márgenes. Nina comentaba en voz baja que sería feliz siendo vampiro, por todo el tiempo extra para leer de noche.

—Se toma su papel de estudiante modelo muy en serio —afirmó una noche.

Valeria hacía de cuenta que ninguna de las dos estábamos allí. Ni siquiera saludaba, pero había algo en su actitud que te hacía sentir reconocida e ignorada con amabilidad. Mucho mejor que Candace, sin duda.

Conforme avanzaron los días, Irina se veía peor. Afortunadamente, solo James, Kyle y yo nos dábamos cuenta.

Cada día perdía la concentración en las clases y se mantenía en el nivel justo para seguir superando a los demás.

—No es la sangre, Mel —me dijo un día—. He estado persiguiendo animales en el bosque todos estos días y sigo mal. Pensaba que se debía a que cambié completamente mi dieta de sangre humana a sangre animal. Antes solo la tenía por diversión pero papá me envió la sangre y sigo empeorando.

—Vas a necesitar conseguirte un subyugado —bromeé a medias.

—Valeria Savanah no estaría mal —murmuró ella—. Apuesto a que le gustaría el tiempo extra de vida.

Es frustrante cómo el universo confabula para que las cosas malas se acumulen hasta hacerte estallar. Mientras Nina empeoraba y las clases en Beckendorf me frustraban, Karelle y Víctor parecían haber recuperado fuerzas después de las fiestas y cada vez nos gritaban cosas más desagradables en los corredores. Nina no tenía la fuerza para gruñirles y yo no quería ganarnos más problemas.

Sin embargo, un miércoles, después de cenar, Karelle Lamont por fin consiguió sacarme de mis casillas.

—¿Quién querría un vampiro como compañera? —Preguntó en voz alta a su grupo cuando pasamos junto a ellas, de camino a la salida—. ¿Podemos practicar con ella Ataque y Defensa? Aunque claro, si soy la primera le clavaría una estaca y no quedaría nada para los demás.

No pude soportarlo. Podía sentir mi cara ardiendo y la presión en mis oídos.

Caminé a través del pasillo antes de que Nina pudiera detenerme y le atiné un puñetazo.

La señal del vampiro (Igereth #2)Where stories live. Discover now