Nunca funciono en las relaciones, y realmente no es porque no me esfuerce en ellas, quizá sea que me esfuerzo demasiado. Trato de que funcionen las cosas cuando ni siquiera encajan. Las fuerzo. Las intento mantener y las rompo. Hago que las cosas funcionen de una manera que daña. Que gusta. Que deja doliendo. No me gusta estar sola. Dicen que cuando ya algo no funciona debes dejarlo ir. Y realmente soy más de las que amarra. Y no porque llego a amar, sino porque la soledad a veces es pesada y dos hombros no son suficientes para cargarla.
Este escrito es viejo y mi manera de pensar ha cambiado muchísimo desde que escribí esto. Primero porque si llego a tener una relación (que por ahora lo dudo, porque me parecen inútiles, y no agregaré más) y termina, dejaría ir todo como si fuese sido polvo desde un principio, ya las cosas de ese tipo no me importan tanto, y he aprendido a dejar ir las cosas sin apegarme a nada.
Diré de mí que puede que cada año sea una mierda más grande, pero me voy descubriendo, voy evolucionando y aprendiendo, veo los errores de los demás para no cometerlos, y evito fallar en lo que puedo. Soy mi propia musa y pintora al mismo tiempo.
