Paciencia

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Reto de fanfickers de quince días.
Día 4: oneshot basado en una canción triste.
Sucede durante los números del manga de la vida de Izumi Shimomura.
-Sin editar-

-o-

Paciencia

"Pero en algún minuto todo el dolor se detendrá
Sólo sosténme dentro de tus brazos esta noche
No seas demasiado duro con mis emociones."
-Take that, "Patience".

...

Los días dolían un poco menos que las noches.

A veces, ella sólo podía descansar cuando se encontraba en su cama y era abrazada por ese ser que muchas veces veía y sentía a su alrededor. Sólo cuando esa cosa estaba con ella, a su lado, ella se sentía un poco mejor.

Los gritos de esos hombres dolían menos cuando él estaba cerca, las caricias de esos monstruos calaban menos cuando él la abrazaba, las lenguas de esos pervertidos sudaban menos cuando él la consolaba. El dinero sucio pesaba menos cuando era él quien lo tomaba.

La soledad dolía menos cuando lo veía en el espejo, detrás de ella.

...

Una noche, en la que Yoko ya planeaba apagar las luces y dormir a un lado de "Kuro-chan", escuchó que alguien tocaba a la puerta de su cuarto. En ese hotel no respetaban los horarios de dormir.

Debido al recuerdo que ya no tenía su cuerpo del último "cliente" que estuvo con ella, Yoko se abrazó y sus piernas temblaron ligeramente.

Pensó un momento en apagar la luz y fingir que ya se había dormido; pero sabía que no sería creíble. También pensó en simplemente ignorarlo; mas sabía que para la miseria que le pagaban, necesitaría hacer otro tipo de trabajos a los que no quería acostumbrarse. Tal vez una última vez en esa noche le ayudaría…

La persona detrás de la puerta volvió a aporrear la puerta. Yoko se encogió en el suelo, asustada.

—¡Abre la puerta, zorra! ¿Qué mierda estás esperando? —bramó el hombre.

Izumi negó. Si eso le hacía a la puerta, ¿qué le podría hacer a ella que era sólo una muchacha de dieciocho años?

—¡Por favor, váyase! —gritó ella. En su voz ya se oía el llanto.

Pero el sonido en la puerta se incrementó.

—¡No te han pagado sólo para dormir, así que no te hagas la santa, perra! —respondió el otro— Si no abres la maldita puerta, la tiraré.

Yoko alzó el rostro y, completamente asustada, miró la puerta. No, no podía hacerlo. Ese hombre no podía…

La madera vieja resonó en el suelo y una silueta gorda y enorme hizo su aparición. Yoko gritó y cubrió su cabeza. Casi al mismo tiempo, sintió cómo una figura más grande que el sujeto aquél, corría a su lado. Dos segundos más tarde, escuchó un grito ahogado y su cuerpo recibió un tanto de líquido viscoso.

Temerosa y sudorosa, alzó la cabeza y miró el desastre frente a ella. De no haber sido porque su boca estaba seca, habría gritado con toda la fuerza que guardaban sus pulmones.

Un hombre cerca de cincuenta años estaba tumbado a unos centímetros de ella. Mantenía los ojos abiertos y de su boca aún salía saliva. De su estómago parecía salir sangre y a juzgar por el estado de su torso, podría advertir que había recibido un golpe que había reventado su vientre y los órganos detrás del mismo. Ni siquiera tuvo tiempo de defenderse.

Inundación (Ajin drabbles, viñetas, OS)Where stories live. Discover now