▶𝟷𝟼

153 24 1
                                    

Desperté en un extraño lugar lleno de nieblas verdosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desperté en un extraño lugar lleno de nieblas verdosas. Me sentía extraña, como si no existiera en ese lugar. No había nadie allí a quién preguntar dónde estaba, solo había nieblas oscuridad y... silencio. Un silencio aterrador.

Me incorporé despacio. Aquel espacio daba miedo... no solo había silencio, sino que de vez en cuando, un viento extraño pasaba por mi lado y producía anormales sonidos. Sin embargo, no me sentía tan intimidada como debería... me sentía en paz, sentía que al fin había logrado lo que me proponía. Fue en ese momento, cuando me aventuré a mirarme. Ahora, ya no tenía las aletas negras que había estado viendo durante meses, sino que volvían a ser mis manos, con sus cinco dedos, solo que ahora, habían adquirido un color traslúcido y podía ver a través de ellas. Ya entendía por qué me recorría esa sensación de paz. Había muerto, ahora lo recordaba. Caí de lo alto de un edificio, para no acabar en las fauces de un gato callejero... Pero ahora estaba allí y no sabía si había hecho lo que debía, no sabía si encontraría allí lo que andaba buscando... Y me puse en pie y empecé a caminar.

No se veía nada a través de esas nieblas verdosas, ni siquiera sabía si estaba caminando en línea recta o en círculos... Cuando, de repente, a lo lejos vi que la niebla verdosa y de tonos fantasmales se tornaban nubes de un color... rosa. Aquella fue la primera vez que me alegré al ver ese color.

Caminé hacía las nubes rosáceas y vi que después se tornaban anaranjadas, de lo cual me alegré bastante. Y tras esas nubes anaranjadas... se abrió ante mí una inmensa pradera sobrenatural, con un río cuyas aguas eran de un brillante color turquesa y la vegetación que lo rodeaba, de luminosos y mágicos tonos verdes. Y tras la pradera, un cielo con un atardecer se abría paso, surcado por una cordillera de punzantes agujas que se elevaban increíblemente. Pero aquella pradera no estaba sola. Allí, aquel lugar no parecía albergar lo que le habían obligado, sino que parecía rebosar vida en lugar de muerte.

Montones de almas de los fallecidos en el mundo mortal estaban ahora allí, en su descanso eterno... sin peleas, ni guerras. Y no solo almas humanas, sino que los animales muertos también corrían por la inmensidad de aquella pradera sobrenatural, viviendo una nueva vida y sintiéndose libres al fin.

Y aquello me hizo ver, que la muerte no era como todo el mundo la describía... el fin de todo. No era el fin. Era el comienzo de una vida mejor, un destino al que ya no temía en absoluto. Entré en aquella pradera, en la que todo el mundo parecía rebosar felicidad por los cuatro costados y miré maravillada a mi alrededor.

Jamás había visto algo semejante, de tanta belleza, que era imposible describirlo con palabras.

Entonces, una voz familiar me sobresaltó por la espalda.

—Oh... Sarah... ¿Qué has hecho?

Me volví rápidamente para ver quién me hablaba. Y no pude creerlo.

Era mi padre, y detrás de él, mi madre. Los dos estaban alegres, a pesar de lo que nos había pasado, aunque parecía no alegrarles verme en ese lugar.

Sarah.- Papá... Mamá... —dije abrazándolo—. ¿No os alegráis de verme?

Padre.- Hija... Claro que sí, pero Dios te concedió una segunda oportunidad, te concedió la reencarnación y deberías aprovecharla...

Sarah.- Papá... he venido porque quería saber si habíais tenido mi suerte... Para ver si vosotros también os habíais reencarnado...

Madre.- Nosotros no lo logramos hija... Pero tú sí lo lograste y me siento feliz por ello...

Padre.- Además, parece que fuiste a parar a un lugar que ahora añoras bastante... Y tus nuevos amigos te añoran también, en especial uno de ellos...

Sarah.- Pero no es posible... Las cosas no acabaron bien y...

Padre.- Pero te echa de menos, y sabes quién es el que te digo. Debes volver, Sarah. Nosotros te ayudaremos.

Sarah.- Pero papá, ¿no hay alguna forma de que podáis venir conmigo?

Madre.- No hija... Nosotros también querríamos ir contigo, pero no podemos si no nos han dado antes la reencarnación. Sin embargo, tú si puedes volver. Y volverás por tus amigos. Créeme, te necesitan ahora más que nunca.

Sarah.- Pero... No es posible... Él no...

Padre.- Vuelve, Sarah... Vive la vida por nosotros...

Entonces, las nubes anaranjadas me cubrieron las piernas y comenzaron a arrastrarme hacia atrás y no pude escapar de ellas.

Sarah.- ¡Papá! ¡Mamá! ¡Venid conmigo, dejad que me quede un poco más!

Madre.- Lo sentimos hija, aún no puedes venir aquí... Tienes la posibilidad de vivir otra vida y queremos que la aproveches... Vuelve a Central Park, con tus nuevos amigos...

Sarah.- De acuerdo... —dije, dejándome llevar.

Padre.- Me gustaría pedirte un último favor antes de irte, hija... Tu abuela sabe que hemos muerto, pero no tiene ni idea de que tú te has reencarnado... Tu abuela necesita a alguien que le diga que estamos bien... que su nieta está viva y a salvo...

Sarah.- Lo haré papá...

—Hasta dentro de mucho tiempo esperamos, hija —dijeron los dos a coro.

Sarah.- Adiós...

- Adiós

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Uɴᴀ ꜱᴇɢᴜɴᴅᴀ ᴏᴘᴏʀᴛᴜɴɪᴅᴀᴅ ᴘᴀʀᴀ ʟᴀ ᴠɪᴅᴀ 1 「Los pingüinos de Madagascar」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora