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Desperté y recordé todo lo que había pasado,tengo un dolor de cabeza impresionante. Abrí mis ojos de a poco y comencé con la mirada a buscar a alguien. Mi madre se encontraba sentada en el sofá mirando la pared supongo que pensando.

–Ma..–Susurré y ella levantó la mirada sonriendo. Se acercó hacia mi y se sentó en una silla a mi lado.

–Luzu ¿Que tal estás?–Preguntó y se sentó a mi lado.

–Estoy horrible, mamá. Estoy muy mal.–Me tapé la cara con mis manos.

–Tranquilo hijo, ella estará muy bien.–Dijo y yo levanté la mirada algo sorprendido.

–L-Lana no... ¿Lana no se..–Intenté preguntar y ella asintió sonriendo. Sonreí y eché una risa nerviosa mientras mi vista se empañaba.

–Joder..creí que la había perdido.–Sollocé y limpié las pocas lágrimas que tenía.

–Tuviste un ataque de pánico, Luzu. Tuvieron que inyectarte un tranquilizante.–Dijo y me tomó de la mano.

–Joder.–Tragué saliva.

El médico entró a la sala y le pidió a mi madre que se marchara,cosa que hizo.

–Luzu, tu cuerpo ha sido muy fuerte con todo este tema.–

–Espere...¿Puede contarme qué pasó?–Pregunté y se sentó donde antes estaba mi madre.

–No se como decirlo de una bonita manera, porque realmente no hay nada bonito en lo qué pasó.–Dijo y suspiró.–Tuviste un accidente de coche, un camión estrelló contra ustedes y se esfumó.–Terminó de contar y sentí como tenía un nudo en mi garganta.

–¿Como está..Lana?–Pregunté

–Mira.–Suspiró y tomó mi hombro.–Está en estado de coma.–Terminó de responder y sentí que mi alma había sido aplastada más de 100 veces en menos de un segundo. Sentí que mi corazón palpitaba queriéndose salir de mí y que lo que sentía era tan fuerte que las lágrimas se contenían el salir por si solas.

–No puede ser.–Sollocé y di un sorbido por la nariz. Acarició un poco mi espalda y se colocó en la puerta.

–Vendrán unos amigos a visitarte unos minutos y luego vendré a darte toda la información.–Dijo e hizo una seña con sus manos dando a entender que vinieran.

–¡Luzu!–Exclamó quien recuerdo que es Frank, vino corriendo y se sentó a mi lado.

–¿Que tal estás Luzu?–Preguntó y cuando vio mis ojos su sonrisa desapareció.–Ya te han dicho...–Dijo y me abrazó como fue posible.

–Todo estará bien.–Añadió y se separó de mí.

–Gracias Frank.–Le sonreí, luego entró Rubén.

–Luzu..–Susurró sonriendo y se acercó a mí.–¿Ya te han dicho?–Preguntó y asentí haciendo todas las fuerzas para no comenzar a llorar.

–Tienes que ser fuerte, Luzu.–Agregó y apretó mi mano con fuerza.–Prométeme que lo serás.

–Lo seré.–Afirmé.–Eh..una pregunta ¿D-Donde están los hijos?–Pregunté

–Están en casa de tus padres, ahora lo está cuidando tu padre así que tranquilo ellos están de maravilla, aunque Matteo ya sospechó que algo pasaba, no le queríamos decir nada.–Comentó y yo di un suspiro de cansancio.

–Joder.–Bufé.–Todo es mi culpa, si hubiera prestado más atención no hub..

–¡No digas eso Luzu!–Exclamó Frank.–¡Sabes perfectamente que tu no querías que eso pasará no puedes culparte!

–¡No estoy diciendo que no quería que pasara!–Respondí con el mismo tono.–¡Estoy diciendo que todo es mi puta culpa!

–¡No es tu culpa!–Gritó.–¡Te chocaron Luzu, no tú a alguien!

–A ver señores, suficiente por hoy.–Entró el médico.

–No es tu culpa, Luzu.–Susurró por última vez y se marcharon a pedido del médico.

–Bien, podrá irse de aquí hoy a las cinco, posteriormente a que le realicemos algunos chequeos pero todo está bien.–Agregó

–Vale, muchas gracias.–

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Jeje