El timbre sonó y todos nos desplazamos hacia la clase del señor Manden.
- Los ojos de los gatos...- empezó el señor Manden pero yo no le presté atención. Estaba pensando en Lola, no, Lola no es mi novia ni mi amiga ni nada, no, Lola es la gata que quiero que sea la madre de los cachorros de Wilson.
- ¡Señor Wallet! ¡Señor Wallet! ¡Tomás!- Me levante de un salto, toda la clase me miró muerta de risa.- ¿Puede decirme porqué?- Sonó el timbre y el profesor me tiro una mirada asesina.
-No sabía que las clases del señor Manden son tan interesantes- Dijo Juan, mi mejor amigo
- Yo no estaba prestando atención, me interesan los gatos pero no sus ojos.
- ¡Woah que buenas que están tus lentillas!- Lo miré raro ¿lentillas? Corrí hacia el baño y me miré en el espejo. ¡Mis ojos estaban como, como los de un gato! Escuche que alguien entraba en el baño así que me escondí en uno de los cubículos. Mire mis uñas tenían garras y si me convertía en un feroz gato y... Entonces sentí un dolor inmenso y de repente un pequeñito "miau" me salió de la boca. Pablo abrió la puerta, me levanto en brazos y mientras pasaba frente al espejo pude verme; era pequeño, rechoncho, chiquito, tierno, de ojos verde y pelo naranja. Al instante me di cuenta de que no me iba a dejar en la calle sino que me metió a su auto.
