six

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La lluvia no paraba de caer y la hora de volver a casa se acercaba. En aquel lluvioso lunes, Miles y Alex debían regresar a su hogar caminando (como de costumbre) sólo que esta vez la tarea parecía ser mucho más difícil.
Cuando finalmente tocó el timbre para salir, ambos chicos se vieron en un problema al darse cuenta de que ninguno de los dos tenía paraguas, y no paraba de llover.
Alex parecía ser el más asustado de los dos; no había traído abrigo, y si ya de por sí le daba miedo volver caminando sólo, con el diluvio que caía se sentía cerca del colapso.
Miles notó la preocupación en los ojitos de Alex. Lo conocía demasiado.
— Vamos Aly, te acompaño a tu casa — dijo serenamente
— No, Mi, tu casa queda para el otro lado de la ciudad — se excusó Alex — yo puedo caminar sólo, no te pr-
— Sí, bebé, sí me preocupo, no quiero que tengas miedo.
Alex sintió como el calor subía a sus mejillas cuando escuchó a Miles decirle bebé. Le costaba escuchar una palabra tierna como esa dirigida a él, y aún tenía ese miedo inexplicable hacia la sensación que da el amor. Pero también le gustaba. Le gustaba mucho. Miles le gustaba mucho.

Y finalmente, corrieron bajo la lluvia, se tomaron de la mano, y cuando llegaron a casa de Alex, Miles lo despidió con un beso en la mejilla y un «adiós, bebé». 

yellow [milex]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum