Final Alternativo 1

4.4K 327 86
                                    

Chiaki:


El timbre sonaba una y otra, y vez. No podía evitar pensar que en cualquier momento el timbre se descompodría o el sonido terminaría por crearme un dolor de cabeza más intenso del que estaba sintiendo. Más lágrimas brotaron de mis mejillas al saber que no podría detener mi muerte y la persona detrás de la puerta ni siquiera iba a notarlo, ni siquiera se iba a enterar que alguien aquí estaba muriéndose. Solté un gritó, en un intentó desesperado rogar al señor de la puerta que derribará la puerta y entrará a ayudarme; aunque sabía que no lo haría, porque, Diablos, ¿quién querría ayudarme? El timbre dejó de sonar, luego los pasos alejándose. Quise reír, ¡pero claro! Era un estúpido totalmente, ¿por qué me ayudarían? 

Me resigné a mi destino, a que tendría que morir ahí, sin nadie, solo, sabiendo que si tenía un funeral nadie asistiría; porque estaba solo. Sólo tenía a Hatori, pero... ¿Él siquiera planearía mi funeral? O me dejaría que me quemarán y nunca reclamaría mis cenizas? ¿Le diría a mi madre? ¿Qué pensaría? 

Ya todo se difuminaba, no sabía si era porque estaba perdiendo la conciencia; uno piensa que si se corta las venas sería una muerte tranquila pero no era así. Me sentía mal, mareado, con mucha sed, dolor de cabeza. Deseaba desaparecer en ese mismo momento. Ladeé mi rostro, reuniendo la poca energía que me quedaba. Estaba seguro de haber escuchado un ruido, la ventana tal vez. Quizá sólo alucinaba, quizá sólo quería que alguien me salvará, pero no importa cuanto lo pensará, no importa cuanto lo deseará, iba a morir aquí mismo. 

—¿Chiaki?

Casi sentí como mi corazón se detuvo y luego latió con mucha más fuerza,  apreté los labios, quería llamarlo. Si quería salvarme tendría que llamarlo. Intenté hablar, pero sólo solté un sonido ahogado, en definitivamente me estaba quedando sin fuerza. 

Sonreí avergonzado cuando Yuu se asomó a la cocina y me vio. Tardó en reaccionar, él sólo me miraba de arriba para abajo sin decir nada. Soltó una maldición y negó varias veces con la cabeza, sacó su teléfono y marcó a emergencia, o al menos eso creo. Comenzó a llorar y se inclinó a mi lado, comenzó a acariciar mi cabeza sin decir nada. No podía hablar de la impresión. 

—Yo... —balbuceó, creí que me hablaba a mí, pero era al teléfono—. Mi... Mi mejor amigo... 

Traté de estirar mi mano y acaricarle la mejilla, traté de decirle que todo estaba bien. Mis ojos pesaron así que los cerré, dudaba poder mantener mucho más la confianza. Eso aclaró a Yuu al parecer, que comenzó a gritar a la chica que le atendía, le gritaba la dirección y la situación. Me sentí avergonzado, me sentía un completo tonto. ¿Cómo había podido hacer eso? Me estremecí al pensar lo qur Hatoria mi haría cuando se enterará, miré a Yuu, aterrado. Comencé llorar más fuerte que antes, soltando sonidos lastimeros. Mi mejor amigo comenzó a acariciar mi cabello, lo sentía reconfortante; sonreí, vi como los bordes de mi visión se volvía negro. 

  —Lo... — susurré a duras penas— . Lo siento...

Escuché las sirenas, pero para ese momento no pude mantener la conciencia. 


(***)


El murmurar se hacía más y más fuerte cada vez, abrí los ojos, pero la iluminación del lugar me cegó. Alcé mi brazo y me cubrí los ojos con el mismo, me dolía la cabeza y me sentía tan débil, no era capaz de moverme mucho más. Respiré profundo, aparté mi brazo  cuando la luz ya no me dañaba, me senté en la cama y al recargar mi mano todo mi brazo dolió, solté un quejido y miré a mi alrededor. No era difícil de deducir que estaba en el hospital, mi brazo estaba totalmente vendado. Aparté la mirada de éste, diablos... Hacer algo como eso. ¿En qué estaba pensando? 

Analicé la habitación en la que me encontraba, no había nadie pero reconocí la mochila de Yuu me puse de pie, desconectando algunas agujas que me conectaban al suero y leían mi signos vitales. Me puse de pie, me sentía tan débil que tuve que ir recargado en la pared para no caer y golpearme. Fui hasta la puerta, la abrí y me detuve cuando escuché a Tori. 

  — Lo que haya pasado no es tú problema — contestó mi esposo refunfuñando. Sólo había abierto un poco la puerta, pero podía verlo con claridad, estaba con Yuu. 

— ¿Es qué no lo ves?— replicó Yuu, pasándose las manos por el rostro, su voz se rompió cuando quiso volver a hablar y advertí que lloraría— . Lo tienes en un punto que... que... —se calló, noté que era dificíl para él hablar sobre esto—. Tú no lo aprecias, Hatori. Sólo divorciate de él y deja que yo cuide de él.

Vi el cuerpo de Hatori tensarse, retorcí y al hacerlo tropecé. Siempre había sido torpe, pero nunca me imaginé que serlo me traería problemas. Me caí entonces, cuando la puerta se abrió, mi primer instinto fue ver mi brazo, asegurarme de que no estuviera sangrando de nuevo. No quería experimentar aquello de nuevo. Vi a Tori y sonreí apenado, debería estar pensando que era un estúpido y tenía razón. No era bueno ni para escuchar una conversación sin hacer ruido, era un bueno para nada. Tras mi esposo, vi a mi amigo. Sentía mis mejillas calientes, no podía creer que aquello estuviera pasando, no podía enfrentar la realidad. No quería, no podía ver a Yuu; no después de lo ocurrido seguro pensaba que yo era una persona muy desagradable y débil por hacer una cosa así. 

  — Ve a llamar al doctor — dijo Yuu, haciendo a un lado a Hatori y acercándose hacia mí. 

Extrañamente Hatori le hizo caso y Yuu me ayudó a ponerme de pie, me llevó hasta la cama e hizo que me recostará. Todo en un maldito silencio incómodo, prefería que estuviera así antes de mencionar lo del incedente. No lo haría nunca más, nunca. 

— El doctor dijo... — tosió un poco, al parecer también se encontraba incómodo— . El doctor dijo que tenía multiples heridas... Golpes por todo el cuerpo. Sé que es lo que pasa, Chiaki. 

Mi corazón latía con fuerza, casi sentía que mis ojos se salían de lo sorprendido que estaba. Mi respiración se aceleró, tuve que tomar un momento para calmarme. 

— Sí... — murmuré, reí nervioso— . Ya sabes que soy tan torpe. Aún cuando te prometía tener cuidado y no lo tenía. Lo lamento. 

Su rostro siguió serio, imperturbable.

Algo andaba mal, me sentía con los nervios de puntas; los golpes que Tori me daba eran mi culpa, yo me los había ganado. Aunque no todos lo entendía y sabía que Yuu era una de esas personas. Apreté los labios y mi sonrisa quedó colgada cuando al ver que él no decía nada de nada. 

¿Qué podía hacer? Sentí como las lágrimas se acomulaban en mis ojos, como pude y con el dolor de brazo me tallé los ojos. 

Entonces lo miré. 

Nos miramos. 

  — ¿Qué...? — pregunté avergonzado de que me mirará tanto. 

—Separate de Hatori, quédate conmigo. 

 

Doméstico (Yaoi/gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora