Veins

Elián

Mi madre ha alquilado un pequeño apartamento no muy lejos de mi nuevo instituto. Tiene dos habitaciones pero son tan pequeñas que no entra mucho más que la cama y un mueble pequeño.

Las vistas son horrorosas ya que solo se ve le patio interior del edificio destrozado y unos columpios oxidados que debían haber sido verdes hace dos siglos.

Llegué diez minutos antes al instituto y el patio estaba repleto de gente mirando las listas de alumnos. Me acerqué para buscar mi nombre y saber en qué clase estaba y ... ¿Que iba a hacer ahora? Me quedé como un estúpido dando vueltas sobre mi esperando una señal para no comenzar el curso solo.

-¡Hola!-escuché a mi espalda, un grupo de personas, mi señal.

Les saludé y se presentaron. Parecían muy majos y no iba a sacar conclusiones precipitadas solo que con todo lo que he pasado me cuesta fiarme de la gente.

Abril, una de las chicas, había sido muy maja conmigo. Tenía el pelo rubio y ondulado hasta los hombros y una gran sonrisa, o eso parecía ya que se tapaba la boca con la mano. Me contó que ella también era nueva -La verdad es que la mayoría eramos nuevos- y que se había mudado hace un mes tras haber vivido en Canadá durante dos años.

Tras un verano de mala suerte tenía ganas de empezar las clases -Muchos desearían que fuera al revés- pero creo que era una nueva oportunidad y comenzar con buen pie el bachillerato de artes pero...

...Dos horas después salí del instituto agotado como si me hubieran dado una paliza y esperaba que no se fuera a repetir -Pero si, si se iba a repetir durante todos los días desde ahora... Maldito instituto- .

El mismo grupo de amigos que me encontré antes, se había reunido delante de la puerta del instituto pero yo no me podía quedar aunque fueran cinco minutos, no, no lo podía hacer. Me puse los cascos y comenzó a sonar Teenagers.

Un trayecto de unos veinte minutos y ya había llegado. Me senté en el sillón cerca de la cama del hospital y le conté como había ido mi día -Los médicos decían que no me podía escuchar, pero yo iba a mantener la esperanza de que lo iba a escuchar y pronto despertaría.

-Hoy hace dos meses...-Dije en voz baja y suspiré. -Cuando despiertes te presentaré a gente estupenda pero debes hacerlo rápido. -Sonreí.