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REBECA.

Ya martes 28, último día de febrero,  fui a la universidad, pero ahora el sentimiento que sentía era diferente. Me sentía hundida y rabiosa ¿por qué? Por Scott.

Scott era el popular de mi instituto. Caí en sus encantos y él... "cayó" en los "míos". Fue en el último año. Con Scott tuve sexo por primera vez; y luego cuando transcurrieron varios meses empezamos a tener problemas, mi confianza con en él se fue perdiendo ya que a veces sus amigos me decían que iba con ellos y se acercaba mucho pero mucho a cualquier chica (no me querían dar más detalles, pero con esta última información me lo decían todo: él al rato desaparecía y la chica también) ya fuese su amiga o no. Me enteraba de lo que hacía y venía pidiéndome perdón, me decía que me amaba, dos días enfadados y al siguiente lo perdonaba como la gran gilipollas que era. Pero no hablemos de mi desconfianza (con motivos de tenerla)  porque Scott tampoco confiaba en mi y no tenía porqué.

No llegamos ni al año de estar de novios cuando lo dejamos.

Íbamos en su coche de noche discutiendo cuando una rueda se pinchó e inclusive ahí cuando el coche daba vueltas íbamos peleándonos hasta que nos quedamos inconscientes. Fue así de simple cómo ocurrió.

Las consecuencias fueron: yo pues, en mi pierna izquierda tenía heridas terribles y no me la sentía,es decir, perdí el funcionamiento en ella. En la derecha los daños de los cristales rotos fueron muchos más leves. También tuve heridas en mis brazos y en mi cara fueron moretones. Scott salió muy herido pero nada roto.  Cuando nos vimos por primera vez en el hospital solo sentía odio hacia él y viceversa. Luego me fui enterando que estaba conmigo por diversión literalmente, y entonces me echaba las culpas del accidente a mi. Terminó el verano y fui a la universidad durante esos cuatro lindos años, pero este último año Scott decidió ir a la  universidad y se fue a la mía. Me  dejaba en ridículo por los pasillos, fuera del edificio de la universidad, comedor y servicios. Me hacía la vida imposible. Me peleé con mis padres por lo tonta que fui cuando tenía dieciocho años y ahora tenía que "asumir" las consecuencias. Ellos me perdonaron lo que convirtió a mi padre en muy muy pero que muy protector.

Volvemos a tierra.

Iba con mi silla hacia mi taquilla de la universidad para coger los libros de hoy y.... Me quise volver yendo sobre ruedas para mi coche. Zac venía hacia mi. Muy serio.

-Rebeca. ¿Podemos... Hablar? -Suspiró.

-No quiero hablar contigo, estaba muy bien sola antes de que te acercaras tú y tu amigo. -Lo señalé con el dedo.

Silencio. Al menos se escuchaba la gente hablar y no lo hacía tan incómodo.

Me atreví a preguntar:

-¿Y luego de qué quieres hablar? ¿De que me dejaste sola y plantada en la fiesta para irte a follar? ¿ o... porque te acercabas a mi para ganar a tu amigo? -Dije enarcando una ceja.

-No me fui a... -Agachó la cabeza. -Sí, me fui a eso. -Rodé los ojos. -Y yo no estaba jugando con Jason.

-¿Sabes qué? Que no me importa tus excusas ni nada. No quiero hablar contigo. Adiós, Zac. Espero habértelo dejado bien claro.

Me fui a mi clase.

Luego la segunda hora del día, las diez.

-Hey.

David me saludó sonriendo achinándose los ojos mientras me colocaba en mi correspondiente asiento. Le sonreí de vuelta. Golpeó la mesa con sus puños.

No me impide/ TerminadaWhere stories live. Discover now