3: " Sintomas extraños"

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Salgo del aula de artes al pasillo principal y todas las miradas se posan en mi. Ay, santa mierda. ¿Que miran? Todos empiezan a murmurar cosas entre otros. ¿Por que todos de repente me miran y soy un centro de atención? Un chico alto se para enfrente de mi. No me acuerdo de cómo se llama, pero sé que es del equipo de fútbol americano. En su cara, su ojo derecho está hinchado y labio inferior lo tiene roto. ¿Que le pasó? Demonios, se ve horrible. Bueno, es de ese equipo de locos maniáticos, ¿Que se puede esperar de esos inútiles promiscuos?

- ¿Que se siente saber que el chico nuevo se peleó por ti, Melissa?.- ¿Ah?

- Mira, no se de que demonios estás hablando. Así que es mejor que tú y tus amigos dejen sus bromitas. Porque se me está acabando la puta paciencia.- digo con un nudo en la garganta. Esto de que todos me estén mirando, no me agrada.

- Eres tan estupida, ni siquiera te enteraste de que la pelea fue por ti, eres tan idiota. Y para que sepas, dile a tu novio que cuando vuelva a defenderte, lo golpearemos más duro.- ¿novio? ¿Ahora de que estás hablando perra?

- ¡TE DIJE QUE LA DEJARAS EN PAZ, IMBECIL!.- gritó alguien a nuestras espaldas. Me voltee y lo que menos esperaba era que fuera el chico nuevo. Ay, Santa Maria de la papaya. - Melissa ponte detrás mío.

Con pasos temblorosos camino hasta detrás de él. El chico pone su mano en mi cintura y me apega a el. ¿Que demonios...? ¿Donde está Christian cuando más lo necesito? Siento un mareo profundo pero no dura más de diez segundos. Agarro el brazo del chico para no caerme, el me mira y todo en mi se vuelve confusión. Huelo sangre, sangre. Mi estómago ruge de hambre. Mi olfato se centra en las gradas, afuera. Ese olor viene de afuera. Miro al chico, sus ojos son miel, color miel. ¿No tenía los ojos azules?¿Como...? Me retuerzo de dolor, mi herida duele y tengo más ansiedad, pero no de comida sino de sangre. Pero, ¿como puedo oler sangre a una grande distancia? ¿Por qué?

- Melissa, ¿Tienes hambre?.- pregunta. ¿Como lo supo?.- Intuición, se nota que tienes hambre.

¿Pero que...?

Antes de decir algo, me agarra del brazo y me lleva hasta la cafetería. Pensé que iba a tener una pelea con el otro. Paro en seco. El me mira extraño, colo si hubiera hecho algo malo. No lo conozco realmente y el me conoce, bueno creo. Pero no sé nada de el. Y no me gusta estar merodeando con extraños, en especial con el, que se nota que es muy misterioso. Ni siquiera sé cómo se llama.

- Me llamó Dylan, Dylan Reed.- susurra en tono bajo. Pero lo escucho, más bien es como si me lo hubiera dicho en el oido.

¿Acaso no se llamaba Ian Bellwether?

Este chico es extraño; primero: adivina lo que pienso, segundo: la otra vez me advirtió que tuviera cuidado, cuando sonó la campana; que me dolieron los oídos, eso fue extraño, muy extraño. Bueno no sólo el, sino desde ayer, cuando fui al bosque. He tenido síntomas extraños. Y tercero: no sé cómo se llama realmente.

- Es hora de que comas.- dice Dylan sacándome de mis pensamientos.- ¿Que quieres comer?

Sangre

- No lo sé.- respondo. No se porque pienso en sangre, no es una comida para mí, y el hecho de que mi mente este pensando en eso me asusta. Miro el reloj de mi muñeca. Son las 1:25. ¡Es hora de deportes y yo no me he cambiado! El cuál es culpa de Dylan.

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