Simples Escritos

02-12-16/30-12-16

¿Sabes? Es la primera vez que lloro mientras escribo.

Es increíble todo este tumulto de emociones que puede llegar a sentir una persona enamorada.

Felicidad. Por sentir un sentimiento tan puro, por conocer la adrenalina de estar enamorado, por sentir como tu corazón palpita cuando esa persona está cerca.

Tristeza. Porque no todos los amores son correspondidos, por ver a esa persona siendo feliz con otra y no querer interferir para el bienestar de aquella persona especial.

Esperanza. Porque tal vez, esa persona si corresponde nuestro querer, porque quienes sienten esperanza, pueden darse el lujo de imaginar toda una vida con esa persona.

Furia. Por sentirnos impotentes al no poder hacer nada si se ve a esa persona sufriendo, saber que no es valorada como se lo merece y que nadie hace nada y sentirte como un cobarde.

Herido. Por ver como poco a poco crea su futuro junto a otra persona, frente a tus ojos y tú ahí, de testigo, sin ser quien le acompañe para el resto de su vida.

Me faltan mil emociones, pues es imposible describir todo lo que se siente al estar enamorado. No me alcanzaría la vida para describir todo lo que me haces sentir.

Solo te diré que, entre esas emociones yo solo soy capaz de sentir una: tristeza.

Pues al principio te dije que nunca había llorado al escribir, empecé a hacerlo cuando te escribía a ti...

Recordar que vivo en la incertidumbre.

Que es muy probable que no me quieras.

Que soy una cobarde por no hablarte.

Solo lloro cuando se trata de ti, pero solo en ciertas ocasiones, pues los momentos alegres pueden opacar este horrible sentir.

Pero no es suficiente cuando no tengo compañía, cuando no hay nada en mi mente para distraerme; en esos momentos te recuerdo y me dan ganas de escribirte mil líneas.

Aunque quiero que salgan líneas de amor, solo salen de tristeza.

Perdóname por no ser capaz de regalarte aunque sea una línea digna de ti.

No te merezco, lo sé.

Siempre te escribo palabras triste, nunca una palabra alegre.

Tenemos muchos momentos hermosos pero solo recuerdo los que odio.

Y me detesto a mí por eso.