Cap. 01

11K 190 20
                                    

A la primera mirada, al primer toque, dos almas se reconocen

Capitulo Uno.

 Alisha

Miré el elegante edificio que se imponía delante de mí sintiéndome insignificante. Mordí mi labio inferior con nerviosismo y mire por encima de mi hombro a mi hermano Cameron que estaba sentado detrás del volante de su amada camioneta. Para mí era un pedazo de mierda ambulante. Era una Chevrolet Pick-Up del 96 con la pintura rayada y la luz trasera derecha rota, pero para mi hermano era como su chica.

-"¡Deja de mirar a mi bebé así Alisha!"- Dijo el frunciendo el ceño, hice rodar mis ojos.

-"Sabes que 'ella' no es un ser vivo ¿cierto?"- Respondí estirando mi falda y acomodando mi camisa.

-"¡Shh! Ella te está escuchando... Tranquila bebé, ella no sabe de lo que habla"- Dijo el acariciando el volante. No pude evitar reír y luego el se unió a mí. -"Bien, eso es para que te relajes, estás tan tensa que pareciera que tuvieras un palo en el culo"-

-"¡Cam!"- Dije dándole una de mis mejores miradas sucias.

-"¡Alisha!"- Dijo imitándome -"Solo te estoy distrayendo ¿Por qué estas tan nerviosa de todas formas?"-

-"Sabes que no soporto estar mucho tiempo rodeada de tantas personas"- Dije retorciendo un mechón de mi cabello. El suspiro y encendió la camioneta.

-"Solo no la cagues otra vez"- Dijo el acelerando.

Volví a encarar el majestuoso edificio que pertenecía al más prestigioso bufete de abogados de la ciudad.

'Solo no la cagues otra vez', repetí en mi mente. Si claro, esa frase era muy motivadora.  

Tomé mi bolso con más fuerza y camine dentro del edificio para mi entrevista de trabajo. Una vez dentro, sentí la presión familiar en mi cabeza. Voces murmuraban, susurraban, hablaban, gritaban dentro de ella. 

Pensamientos. 

Los ignoré como si solo fueran una música de fondo y caminé por el lujoso suelo de mármol hasta el ascensor. Mujeres y hombres con maletines entraban y salían de él, muy concentrados en sus propios asuntos como para hablar entre ellos. Cuando las puertas se cerraron sentí un latido de pánico en mi pecho que rápidamente lo empuje lejos.

No, no era claustrofóbica. No en la forma que ustedes piensan. 

Desde que tengo uso de razón puedo escuchar los pensamientos de las personas. 

¿Qué eso es genial? Solo imaginen miles de voces dentro de tu cabeza hablando al mismo tiempo por 24/7. Ya no suena tan genial ¿cierto? 

Ok, no es tan malo como lo pinto. Pero mi niñez había sido una pesadilla. No solo podía leer mentes. También podía mover cosas con mi mente. Y créanme que no era nada bonito cuando lo hacía. Mis ojos se tornaban completamente negros y no solo el iris, hablo de TODA la esfera de mis ojos se tornaba negra y quedaba algo así como una chica sacada del infierno. Nada atractivo. 

¿De dónde vienen estos poderes? No tengo puta idea. 

No, no fue por un accidente de esos en que mueres y después vuelves a la vida con súper poderes. Tampoco me bañe en algún desecho tóxico nuclear y mucho menos alguien me lo enseño. Solo nací así, crecí así y siempre estuvo allí. 

Cameron y yo nos criamos en un orfanato hasta que el cumplió 18 años y pudo sacarnos de allí. El es 6 años mayor que yo. No sabemos nada de nuestros padres o algún otro familiar. 

En fin, no me gustaba estar encerrada en lugares pequeños con muchas personas ya que cuanto más cerca estaba de las personas, con mejor claridad podía oír sus pensamientos. Era abrumador. 

La Normalidad es RelativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora