Única parte

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Sucedió una tarde nublada y bajo un frondoso árbol.

Castiel contaba con seis tiernos años y paseaba tranquilo de regreso a casa. No sabe bien porqué, pero recuerda haber levantado la cabeza como si se tratara de vida o muerte. Y recuerda también una cabeza de abundante cabello rubio, alzarse al mismo tiempo. Ojos dorados chocando con unos de color plata. Por un instante, el brillo de esos ojos, lo desoriento. Mas sin darle tanta importancia se marcho aturdido de allí.

Pasaron días hasta que volvió a ver esa mirada. Fue en el parque a pocas cuadras de su hogar. El niño estaba junto a una chica que pataleaba para que jugara con ella. Pero el de ojos dorados no estaba por la labor de complacerla y, con un empujón, se fue a los columpios. Castiel lo siguió, dispuesto a entablar una conversación y averiguar su nombre.

Y lo logro, el rubio le contó sobre su hermana, sus padres y que se llamaba Nathaniel. Desde entonces fueron amigos inseparables, a pesar de tener un carácter tan diferente entre sí. Si el rubio buscaba pelea con otros chicos, Castiel era quien le curaba las heridas y lo reprendía. Si el de ojos grises quería pasar una tarde tranquila bajo un árbol, Nathaniel le dejaba descansar la cabeza en su regazo.

Se sentían a gusto el uno con el otro, entendiéndose mejor cada vez. Nathaniel escuchaba siempre a su amigo y Castiel siempre le brindaba un abrazo cuando el otro lo necesitaba. Eran felices en su burbuja infantil.

Al termino de las vacaciones, quisieron volver a aquel lugar donde se vieron por primera vez, al árbol del comienzo (como lo bautizaron ellos). Ambos se habían contado sobre lo que sintieron al verse y, con la inocencia propia de la niñez, sentenciaron que ellos se casarían en un futuro.

Con una navaja, tallaron sus iniciales dentro de un corazón (tal como vieron que hacían las parejas en las películas). Y prometieron cosas: Castiel que lo protegería siempre y Nathaniel que se enfrentaría a quién fuera con tal de estar a su lado. Se dieron un pequeño beso superficial y emprendieron el camino al parque.

Sin saber lo que la vida les tenía reservado.

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Los años pasaron, su amistad fue evolucionando y ellos cambiaron poco a poco. Nathaniel mantenía la promesa constantemente en su cabeza y el amor infantil pronto se fue convirtiendo en un amor adulto. Castiel, por su lado, la relego a la parte menos activa de sus memorias, no por maldad sino por descuido. 

La pareja de amigos entro en el Instituto con una confianza siega en su lazo, creían que nada podría separarlos y, que a pesar de las diferencias notorias, siempre estarían juntos. Pero no fue así: al poco tiempo, Castiel inicio su banda y la confianza de saberse guapo le gano admiradoras. Con las hormonas y el inicio de la adolescencia, Castiel empezó a tener novias, sin percatarse de la separación con su amigo, y el semblante triste de este. Pero Nathaniel quería que fuera feliz, y que su sonrisa no decayera nunca, así que lo apoyo sin quejas aun si se moría por estar en el lugar de esas chicas. El joven no vio venir el peligro hasta que fue muy tarde. 

Se encontraba en el pasillo, buscaba a su amigo como siempre. Supo de la llegada de una nueva alumna y quería saber si el la había visto.Grande fue su sorpresa, cuando al doblar una esquina, lo encontró besando a una castaña con ropa nada casta. Los vio separarse y que Castiel lo llamaba, tras verlo de reojo. Y a Nathaniel no le quedo de otra que ir a su encuentro.

―Ella es Debrah, Nath: Mi novia.

― Mucho gusto. 

― Igualmente. 

A Nathaniel no le paso desapercibido la fiereza de osos ojos azules. Y tampoco el brillo inusual de los ojos grises, uno que antes no estaba allí. 

La chica nunca le inspiro confianza, pero le dio el beneficio de la duda por Castiel. Lo que paso, meses después, fue sin duda el mayor dolor de su vida. 

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PoV'Nathaniel.

Es gracioso como todo parece burlarse de mi. Siempre creí que no tenia nada mas que pasar pagina y mi dolor se iría, pero NO. Eso es mucho pedir porque ¿para que darle paz a mi alma? Es mejor torturarla. 

Cuando Debrah regreso, jamas me hubiese imaginado que Lynn la desenmascararía. Mucho menos que Castiel viniera de noche a mi casa, se colara en mi balcón y me suplicara que lo perdonara. Bueno, quizás exagero un poquitín... no me suplico como tal pero si se veía muy mortificado.

¡Maldición! Yo creí que había enterrado mi amor en lo mas profundo de mi alma, pero NO. Su semblante siempre logra conmoverme y hacerme caer a sus pies, el amor me vuelve idiota. Lo perdone en ese momento, mas le dije que se tenia que ganar mi confianza día a día porque eso era otro asunto.

¡Y vaya que se lo tomo a pecho!

Cuando salio a la luz lo de mi padre, allí estuvo. No me dejo solo ni un segundo, me cedió su hogar hasta que pude encontrar el mio propio. Si tenia pesadillas, el tocaba su guitarra hasta que me calmaba, me cantaba e incluso llego a besarme la frente. 

Y me volvió a enamorar. Pero esta vez, haré lo necesario para que el sentimiento sea reciproco.

Después de todo, el que no arriesga no gana.


PoV's Castiel.

Se ve tan diferente, tan distinto y al mismo tiempo igual. Han pasado semanas desde lo del viejo de Nath y ahora se ve hermoso. Cambio el look y parece mas libre que nunca, como siempre debió ser. Si antes apenas podía apartar la mirada, ahora es una dulce tortura el tenerlo cerca.

Nuestra amistad fue volviendo poco a poco, pero conforme los días avanzan mis recuerdos me atormentan. Yo le prometí algo que no cumplí, el prometió algo que no cumplió. Nathaniel seguro no recordara ese día, pero para el era el mas importante de su vida. Todas esas novias fueron solo para experimentar, para saber que hacer cuando Nath se confesara. Pero aquel deseo no se realizo: su rubia no dijo ni pió. Y el se sintió devastado, por eso no le fue difícil a la perra de Debrah el engatusarlo.

Pero ella ya no estaba, y su Rubia estaba de nuevo en su vida.

¿Que debo hacer? ¿Me la juego o lo dejo estar? No, no aguantaría mucho ya que se rozaban mucho. En los fines de semana armaban de dormir en la casa del contrario, pasaban toda la noche en vela recuperando el tiempo perdido y cimentando la nueva amistad, Lysandro se les unía de vez en cuando y le ayudaba cuando se pasaba de coquetearle a Nath.

El nunca fue dubitativo en algo, pero con el delegado ya había metido la pata y no quería estropearlo definitivamente.

Pero algo tengo que hacer o lo puedo perder por cobarde. 


******************

Castiel estaba en su habitación terminando de componer la música para la letra que Lysandro había escrito el pasado lunes, cuando tocaron el timbre de su casa. Dejando el instrumento sobre la cama y pasando por un dormido Demonio, va al salón para ver quien es. Grande es su sorpresa cuando una cabellera rubia lo saluda desde la ventana. Rápidamente le abre la puerta y lo deja pasar.

 ― Eh, Nath. No te esperaba, que buena sorpresa. ― esta por darle una palmada cuando el otro se le lanza a los brazos.

 ―  Castiel, quiero ir al árbol del comienzo. ― su voz sale algo suave y su rostro se acerca peligrosamente al pelirrojo.

 ― ¿Lo recuerdas?

― No hay un día en que no lo haga ¿tu te acuerdas, verdad?

― Claro, mi rubia yandere.

― Entonces llévame allí, tsundere teñido.

―  ¿Y si me das un beso y me juras amor eterno? Es mas fácil y rápido.

Nathaniel vio el anhelo y la esperanza en los ojos ajenos, misma que el tenia en los suyos. Sin mas palabras de por medio, finalmente sellaron su promesa. Una que hablaba de un amor que se forjo bajo un árbol y paso la prueba del tiempo.


*Fin*

A Promise of Love -Casthaniel-Where stories live. Discover now