De ciencia y encantamientos.

Bruce

Bruce tiene a todos a sus pies. Desde las jóvenes solteras, y no solteras, hasta los padres. Como el hombre más hermoso de la ciudad, y el más exitoso además, sería raro no tener tantos admiradores y fama acumulados.

Todos querían un poco de la admiración de Bruce, en especial un joven bastante parecido a él, quien lo acompañaba a la mayoría de los lugares que iba, como un perro en busca de atención.

Bruce normalmente disfrutaba de tanta atención, pero últimamente estaba encaprichado con una persona en especial. Barry Allen. Un pequeño rubio que se mudó al lugar poco después que él. Si bien se llevaban unos cuantos años, y Bruce siempre lo habia visto como un mocoso malcriado que se escondía tras su prima. Con el pasar de los años, sus facciones comenzaron a volverse marcadas, bastante agradables a la vista. Barry era alguien realmente guapo para tener 18.

Bruce estaba tan obsesionado con el joven que incluso le habia pedido matrimonio (para sufrimiento de todas sus admiradoras) y Allen se habia atrevido a rechazarlo. Lo habia echado de su casa, dejando que cayera en el lodo y todos se burlaran de él... ¿Cómo se atrevía a hacerle eso a él, a Bruce Wayne?

Mas eso no detendría al hombre de su cometido, claro que no.

Justo ahora, estaba en su oficina. Sus padres habían dejado un buen y próspero negocio antes de morir. Bruce estaba molesto, pensando como obligar al joven a casarse con él. Cuando su joven admirador habia decidido interrumpir su melancolía y soledad. —Es malo verte así de mal por alguien, Bruce. Hay millones de chicas que se mueren por ti.

El hombre dio una mirada al muchacho, arqueando una ceja. —Ninguna es lo suficientemente buena como él.

—Nunca especifique que te casaras sólo con una...

Un suspiro de exasperación salió de la garganta del hombre. Estaba a nada de mandar al demonio al niño. —Quien me merece es Barry, nadie más.

—No sé qué le ves a un chico con una prima loca... el periodismo le cayó mal después de tantos años.

Bruce ignoró al joven, hasta que las palabras cobraron vida en su mente. Iris era lo que más quería Allen, ¿no? Si ella se encontraba en la situación adecuada... podía lograr que él se casara con él.

Sim importarle el bufido o el berrinche que muy seguramente haría el joven, se levantó de inmediato. Ya más animado.

—Tengo una idea. Si Iris es llevada presa, acusada de locura... Barry no podrá negarse a casarse conmigo si la libero.

—Esa es una idea maligna Bruce.

—Es lo necesario para tener lo que es mio.

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