Entonces

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Quiero querer y ese fue mi más sincero deseo.
En mi egoísmo de quererte a ti únicamente flote a un espacio donde solo existía tu corazón el mío se hacía más pequeño cada vez, soñé con demonios que ya había destruido y con otros que había pensado quemar no era más que miedo el que me invadió pero luego tu apareciste lleno de amor lleno de vida y sabia dentro de mi que cada luz necesita su oscuridad para brillar que todo lo que existía era luz o tal vez oscuridad pero no existía una sin la otra, solo llévame le dije. No tengo más que lo que pueda cargar en mis bolsillos y mi espalda. Respondió quiero estar contigo a tu voluntad hasta el día en que muera, fue un compromiso que quise asumir y un desafío interno que quería verte hasta el infinito con honestidad pero realidades adversas de espejos rotos y reflejos desolados al final para quedarme por las tardes para ser precisos a las seis viendo como me miraba el sol desde el brillo de tu rostro, me sentí completa como si no hubiera más cajones que rellenar si no estaba en un nivel que difícilmente ni la palmera más alta podría llegar a alcanzar aunque sé que existen alturas más altas que está no quise presentar con palabras de duras críticas contra la pared de la indiferencia que entre nos vería si quedaba sumergida en un inmerso bosque que me aterrorizaba pensar en las burlas que me esperaban ante un juez que me condenaría en medio de una sala vacía de sombras que asechaban la distancia entre yo y un universo roto, me quebrante de inseguridades que posiblemente tu no comprenderías solo sabrías que en mi corazónm sinceramente quiero estar, estar por que si, estar contigo pero en realidad pensarías en renunciar solo déjame besar le respondí mientras hizo un gesto confundido entre verme a mí y ver hacia el infinito apretando el puño y una leve respiración como si tratase de estar boca a boca aunque estábamos de frente parecía estar sumergido en mares de dudas con posibilidad de amarme únicamente a mi estábamos tan unidos pero un resguardo que nos apartaba de cruzar la puerta de solas melodías.

Podía describirla a ella como el sol aunque era una chica común; lo que muchos podrían decir que era normal y aunque no corriente, ella iba y venía con el aire, lo era, ella simplemente, también cuando no. La adversidad no la intimidaba, aterrorizaba a los monstruos con su belleza perdía los estribos sobre detalles que aún así y cuando no los comprendía dejaba la huella que tres huracanes no podrían, continuar de la forma más exacta de la imperfección que definían sus ojos que era más sabía que el viejo cuál desgraciado a quien no pasaba la experiencia si no los años, las carcajadas de media risa a plena luna llena que dibujaba siluetas en la cera de una calle desolada por quien sea menos ella, aunque abandonada como aquella casa en la sima de las montañas hacia bailes que para el gusto de alguien sin duda no cobarde se acercaría a disfrutar de una noche con carrera de estrellas viendo carretas aladas de caballos exhaustos árboles colosales y vinos añejos más que aquella casa descuidada por los que nunca volvieron seguía existiendo, era ella era feliz lo era todo con sus aciertos y desaciertos la virtud más grande la pude ver y lo sé estuve ahí, también sentí yo era ella, parte de lo que fue la chica común.

El patio en el que me perdí
No más que eso el sitio donde sentía tranquilidad y respiros de suspenso guiado por el temor de lo desconocido hacia lo que mis ojos ya habían visto comprendi que no era si no el salón oscuro iluminado por una ventana antigua con la cortina roja vieja y rasgada caras desconocidas recordaba viendo la puerta de madera a medio cerrar que se que en mi otra vida reconocería, el cálido asiento de atrás del carro del abuelo hacia que viera atravesar un momento en cuestión de horas lo que era reconfortante aveces sentía el placer de quedarme en el fragmento de mi vida que yo quisiera seguir y estar allí no mucho más que lo suficiente y a la vez lo cuanto mucho que no podría imaginar estar viendo su cuello y su cabellera de la parte de atrás mientras me veía por el retrovisor del auto era la seguridad más profunda que podría darme sin siquiera moverse ni una palabra incluso era como estar en salones grandes rodeada de máscaras tenebrosas que ya no me causaban miedo como si yo fuera más que la barrera a todo lo inmundo la certeza que no sucedería nada a pesar de los vestidos largos y pomposos que me trataban de enredar mientras veo por la ventana patios con gansos cansados de correr y el restaurante que siempre quise, vaya  ir de puerta en puerta si que soñé verte al lado de la columna de ladrillos vieja, prados de trigo y el sonido de un río incompleto que nos esperaba, solo necesito ver terminar esta obra de teatro, le dije y entonces respondió: yo quiero verte a ti por la mañana aun así después que me abandones vayas en el auto y solo pienses en el lugar más lejano. No debía irme pero que más podía hacer un despecho desolado, enredaderas de religiones y la planicie de ciudades donde era más fácil ser devorada que en el mismo Amazonas solo tome mis armas que con lo único que era es la barda de mis esperanzas y tome camino

Poesía Where stories live. Discover now