Capítulo 3: Alma rota

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Cuando KyungSoo llamó esa noche a su casa su voz estaba más profunda que de costumbre, parecía que su amigo estaba más serio de lo que ya era y eso solo lo hizo preocuparse aún más.

— KyungSoo, por favor se claro y dime como solo tu sabes que mierda está sucediendo con BaekHyun. —  demandó a través del teléfono.

—  Creo que esta enfermo, ChanYeol. —  y el mundo se le vino encima al escuchar eso. — Él intentó explicarse diciendo que fueron sus migrañas y ese medicamento nuevo que le recetaron, pero es más complicado de lo que parece. Esta muy delgado, su cuerpo ya no tiene fuerza.

— ¿Quién está con él? — no se preocupo en ocultar la preocupación en su profunda y ronca voz.

En este momento nadie, dijo que quería estar solo. JongDae y su médico lo dejaron estar.

— No quiero que este solo, KyungSoo. — dijo mientras tomaba su saco y las llaves de su auto.

Tú lo dejaste solo, ChanYeol.

Sus palabras lo detuvieron en seco. De nuevo esa sensación se posó sobre su pecho haciéndolo sentir impotente, sus palabras fueron sal en la herida, una herida hecha por el peso de la verdad.

No se que suceda con él, pero sea lo que sea, no lo confundas y no seas un hijo de puta.

Al colgar el teléfono se dejó caer el sillón, enterrando su rostro en sus manos. Había pasado los últimos meses enfadado porque BaekHyun no le pidiera que regresaran, celoso de que el chico buscará sólo la compañía de JongDae y si este se retiraba BaekHyun se iba detrás de él, había desperdiciado tanto tiempo pensando sólo en sí mismo, que olvidó por completo que la relación era de dos y era trabajo de ambas partes hacerla funcionar. Había sido un cabrón cobarde, justo como le dijo su amigo. Ahora temía que la realidad de sus acciones le cobrarán y fuera demasiado tarde para volver a su único hogar.

Volver a él.

Esa noche no durmió, no pudo hacerlo así que temprano por la mañana tomo las llaves de su coche y salio con solo una cosa en mente.

BaekHyun.

Pensó demasiado si estaba haciendo lo correcto, pero acojonarse ahora sería la jalada más cobarde que ChanYeol pudiera hacer ya estando frente a la vivienda. Tenía miedo que BaekHyun no lo quisiera ver, que lo echará de su apartamento sin dejarlo hablar.

Tragándose sus inseguridades tecleo el código de seguridad, hace apenas unos meses vivían juntos en ese pequeño pero acogedor lugar y se alivio de que el código siguiera siendo el mismo.

Se quitó los zapatos y arrojó su chaqueta negra sobre el sillón.

— BaekHyun. — llamó con voz queda y sin obtener respuesta se acercó a la puerta de su habitación tocando suavemente volvió a llamar su nombre.

La respuesta tardó en llegar y giró el picaporte quedando este trabado a la mitad. Una oleada fría le recorrió la espalda, su habitación estaba con pestillo y eso no le gusto. Volvió a tocar con más fuerza y llamó con desesperación.

— ¡BaekHyun!

Se escuchó un quejido y acto seguido la puerta emitió un click y se abrió un poco.

BaekHyun llevaba una cobija que le arrastraba hasta los pies y su cara estaba contraída en una mueca de cansancio y molestia. Sus ojos se abrieron un poco debido a que apenas se percató de que era ChanYeol a quien tenía enfrente y no JongDae como pensó cuando escuchó que lo llamaron.

—  ¿ChanYeol? — quería comprobar que no era un espejismo provocado por su jaqueca.

—  ¿Porque te encierras? — su entrecejo estaba contraído y su quijada tensa en su rostro serio.

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