Capítulo 4: "Primeras palabras".✓

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—¡No quiero, no quiero, no quiero! —Kasumi actuaba como una auténtica infante, colgada de la portera de la casa de su tío, mientras que Hebi la jalaba para que se soltara.

—Pero Kasumi-chan —protestó Konan, que también estaba ahí—, habíamos quedado en que íbamos a ir a la fraternidad para que cada una hiciera sus tareas con su sensei y para empezar con eso de cuidar al bebé falso.

—¡No! ¡No voy a salir así, ni hablar! —gritó la castaña.

Hebi la había obligado a usar un vestido y Konan a que se pusiese algo de maquillaje. Kasumi odiaba los vestidos y también el maquillaje. Conclusión: No quería aparecerse en aquella casa de esa manera.

Se aferró aún más duro a la portera de la casa y quedó colgada como mono de una hoja, evitando así que sus amigas se la llevasen.

—Actúas como una niña —se quejó Konan—. Vamos, te ves bien.

—Además, si sigues en esa posición se te verá la ropa interior —se rió Hebi, con picardía.

Kasumi miró hacia abajo y se percató de que la tela del vestido ajustado comenzaba a ceder al hacerle tanta presión contra su trasero —el cual era bastante notable y bien formado— y terminaría por romperse, revelando las «lindas y bochornosas» braguitas de Hello Kitty que llevaba puestas.

Se descolgó de la portera, pero no la soltó.

—Déjenme cambiarme, odio esta ropa —lloriqueaba.

—No, te ves muy bien así —negó Hebi.

Kasumi entonces despotricó en contra de sus dos amigas, argumentando que ninguna de ellas llevaba puesto un vestido. Konan usaba shorts y Hebi jeans ajustados, pero ninguna un vestidito lavanda que parecía más bien una blusa larga.

—Agradece que no te hicimos ponerte tacones al menos —dijo Hebi.

Kasumi miró sus botitas converse negras y sonrió. Era cierto.

—Oh, miren. Ahí está Deidara —sonrió Hebi.

Y entonces gritó:

—¡Deidara-san!

El rubio se dio la vuelta y ¡vaya sorpresa! Cargaba con una bebé. Una bebé real. Kasumi vio que ni Konan ni Hebi se habían sorprendido de aquello, pero ella, sin embargo, estaba como en la luna, sin entender muy bien qué hacía el rubio con una bebé en brazos. ¿Acaso Kushina y Minato tenían otro hijo y no se había enterado? No, Neji se lo habría dicho, es decir, Naruto es su mejor amigo y Neji a Kasumi le cuenta todo, por lo que de saber algo ya se lo hubiese dicho.

Soltó la portera y se quedó embelesada con la pequeña, que era idéntica al rubio, pero en versión mujer y más tierna y chiquita.

—Hola, ¿van a casa?

—Sí, tenemos que ir a estudiar con Kisame, Sasori y lógico, contigo —repuso Konan.

—Es cierto, lo había olvidado, lo siento, es que tenía que venir a buscar a Aoi.

Kasumi parecía estar pintada al óleo, pero no le importaba, estaba más entretenida en ver a la niña, que pataleaba inquieta en los brazos de Deidara, quien la estaba agarrando mal.

Claro que la Hyüga no tenía idea de que Deidara fuera padre y mucho menos a los veinte años, así que carraspeó medio bajito y apuntó:

—Creo que la estás agarrando mal, está inquieta.

Deidara la miró directamente y se sorprendió de que aquella mujer siquiera hablara con él. Jamás lo había mirado a los ojos o le había dirigido la palabra, cuando eran chicos más de una vez él quiso jugar con ella, pero ella estaba ocupada o no tenía ganas o estaba leyendo, así que nunca hubo oportunidad para hacerse amigos.

Padre Soltero. [- En Edición -]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora