Promesas que se llevó el viento

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Melody es una chica de 20 años, alegre, risueña pero con una triste infancia en sus recuerdos, ya que tras la muerte de sus padres, se hizo cargo de su tierna hermana menor, la adorable Elisa.

Terminó su carrera de Contabilidad y vive en una gran casa en la Av. Wildcherry.

Ella tiene su horario muy recargado y constantemente esta fuera de su casa por cuestiones de trabajo.

Elisa por el contrario se dedica solo a su casa.

Un día, Melody entró en una cafetería, cansada de tanto estar sentada en su escritorio trabajando, pidió un capuccino.

-Buenas tardes señorita ¿le tomo su orden?

-Claro muchas gracias, sírvame un capuccino por favor.

Cuando Melody levantó la mirada, se dio cuenta que el chico de cabello castaño y ojos azules la miraba algo especial.

-¿Qué le sucede joven, se encuentra bien?-preguntó la rubia.

-¿Qué?,...este...¡sí!,...¿p-por qué no habría de e-estarlo?

-Bueno...no sé, solo se quedó mirándome como si hubieras visto un unicornio.

-Tú eres mucho mejor que eso...

-¿¡¡QUÉ!!?

-Estee...¡nada! Entonces...un capuccino ¿no?

-Sí, y que sea rápido por favor, muero de frío.

El muchacho se retiró sin quitarle la mirada a Melody.

Sin duda, estaba muy ilusionado, pero tanta ilusión causó un desastre.

Al llegar a la mesa de la mujer de rubias cabelleras y vestido hasta la rodilla, tropezó con sus pies y terminó derramando todo el café en el vestido de encajes blancos.

-¿¡Pero qué es lo que le sucede!? ¡está usted loco!-vociferó Melody tratando de limpiar la mancha con una servilleta.

Las personas observaban asombradas su reacción, mientras que el muchacho recogía con torpeza el desastre que había en el suelo.

-P-perdón p-por favor.

-¡Ahhhggg! me iré a tomar café a otro lado.

Melody se retiró hecha una furia.

Sin embargo, el joven mesero no dejaba de mirarla, hasta que la perdió de vista.

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Después de discutir con su jefa, mancharse con café, ir a comer a otro lado y caminar en medio de la lluvia, Melody llegó a su casa.

Se sentó en su sofá y prendió en televisor.

-¡Elisa! ¡hermanita!-gritaba Melody, pero nadie respondía.

Eso le extrañó, pues Elisa no salía de la casa con frecuencia y menos en la noche.

Melody decidió esperar un poco más, hasta que la desesperación la hizo levantarse.

La buscó en la cocina, el baño, la terraza, el comedor, el hall y finalmente en los cuartos.

Cuando entró en el cuarto de Elisa vio algo horrible.

-¡Elisa! ¡Eli...

La respiración se le cortó por un segundo cuando vio a su adorada hermanita tendida e inconsciente en el suelo.

-¡¡¡ELISA!!! ¡¡No!! ¡¡tú no por favor!!-gritaba llorando.

De inmediato llamó a una ambulancia.

Promesas que se llevó el vientoWhere stories live. Discover now