Epílogo

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Cinco días habían pasado desde la vuelta a Miyagi, y hacía tres que no aparecía en el club de volleyball.

El día estaba espléndido, ahora todos me lo parecían, era época de vacaciones, así que tenía todo el tiempo del mundo para hacer de vaga en casa o leer manga, sin embargo, hoy, por alguna razón del destino, sola no me hallaba, ambos estaban en casa, él y yo nos encontrábamos en la cocina mientras que ella ponía la mesa.

Era mediodía, poco a poco mis manos fueron llenándose de arroz debido a que daba forma a los onigiris, aunque estaba dentro de la casa, sentía mucho calor, tal vez porque me encontraba cerca del horno. El timbre sonó y me dispuse a abrir la puerta.

- ¿Quién será a estas horas? - pensé y giré el picaporte rápidamente - ¡Hola, chicos! - sonreí - ¿Esperen? ¿Ustedes qué hacen aquí? ¿Cómo saben dónde vivo?

Mi sorpresa fue muy grande al encontrarme con los muchachos de tercer año estando frente a la puerta de mi casa, algo sonrojados debido a que vestía una camiseta corta y unos shorts, siempre veían a las chicas de los equipos deportivos así, pero nunca a mí.

- Oigan, todavía no responden - hablé - ¿Qué hacen aquí? Las clases todavía no empezaron y no tengo nada que...

- ¿Quién es, Michiru? - una figura femenina, no más alta que yo, se puso tras mío sosteniendo mis hombros - ¿Ah? ¿Son los chicos del equipo? - sonrió - ¡Hola! - movía la mano derecha a modo de saludo - Soy Shinobu, la madre de Michiru - pensó durante un momento - Tú debes ser el capitán - señaló a Dai-chan - tienes ese porte.

- ¡Buenos días, Takamine-sensei! - saludaron nerviosos los tres haciendo una reverencia a mi estilo - ¡Vinimos aquí para pedir que Michiru no salga del equipo!

- ¡¿Ustedes qué!? - exclamé.

- Oigan, oigan, no sean tan formales - rio - solo llámenme Shinobu - se dirigió a mí - ¿Sabes? Esto me parece un deja vú - sonrió.

Ella, amablemente, les pidió que dejen la reverencia a un lado y se disculpó con los muchachos debido a mi actitud - Perdónenla, se pone algo desagradable si es que no se pasa golpeando a la gente, como toda su vida practicó artes marciales, es de esperarse - se encogió de hombros - Hisashi-chan una vez hizo lo que ustedes vinieron a hacer - rio - ¡Eres una tonta por tratarlo así! ¡Y por preocupar a estos jóvenes!

- ¿Mit-kun qué? Espera... No estés echándome la culpa de que...

Ella puso el dedo índice en sus labios y me pidió silencio, me empujó de la puerta e invitó a los chicos a almorzar - Pasen, mi esposo está haciendo gyoza, creo que sobrará demasiado si solo nosotros tres comemos, les prometo que hoy mismo ella irá al gimnasio.

Esa era Shinobu Takamine, una de las mejores cardiólogas del país, esposa y madre, quien tenía el talento para poner incómoda a su hija debido al carácter infantil que poseía.

- ¡Masaru! - exclamó - ¡Michiru invitó a sus amigos a comer! - decía todavía estando cerca del marco de la puerta.

Mi padre salió de la cocina vistiendo un delantal rosa y con las mejillas llenas de harina - ¡Mucho gusto! - los saludó - ¡Entren, hay gyoza suficiente para un ejército! ¡Si Michiru no practicara karate o judo, hace mucho tiempo estaría tan esférica como los takoyakis! - rio.

- Esta te la guardo, papá - pensé.

Masaru Takamine, gerente de una de las empresas más grandes del país, con una habilidad increíble para los negocios, tampoco se quedaba atrás en ponerme incómoda, su actitud era un poco más infantil que la de mi madre, sin embargo, juntos eran la combinación ganadora, el dúo dinámico, los expertos en crear diálogos incómodos, eran unos padres con todas las letras.

[Haikyuu!] ¡Solo lo llamé por su nombre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora