La hermana de Mathias|Federico Vigevani y tu|

La novia de Fede.

Desperté y miré a mi lado, Fede no estaba. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al recordar lo de anoche. Me paré, me puse mi ropa interior y la remera de Fede que estaba por ahí. Bajé hasta la cocina y Fede estaba de espaldas haciendo algo de comer. Solo traía un short, me acerqué a él y lo abracé por atrás.

- Buen día.

Se volteó sonriendo y me dio un beso en la frente.

Fede: Estaba preparando algo para desayunar, creí que seguías dormida.

- Lo estaba pero me desperté. Ya me tengo que ir.

Hice una mueca triste y una mirada triste se formó en su rostro.

Fede: ¿Por qué?

- Mathias no sabía que me quedaba aquí y seguramente me matará si no vuelvo ya.

Fede: esta bien.

Hizo una mueca y me besó. Me cambié y tomé mis cosas para luego dirigirnos a la puerta.

- Luego te llamo ¿si?

Nos paramos al frente de la puerta y me besó de nuevo. Un beso tierno.

Fede: Bueno, acordate.

Me sonrió y abrió la puerta pero para mi sorpresa, una chica estaba atrás de la puerta.

Xx: Hola Fede.

Miro a Fede sonriendo ampliamente. Fede lo miraba asustado y tragó en seco.

Xx: ¿Ella quién es?  

Me señaló mirándome sonriendo confundida. Fede estaba tildado.

- Soy ___, la mejor amiga de Fede.

Xx: Ay un gusto, soy Romina...

Me besó la mejilla.

Romina: La novia de Fede.

¿Escucharon ese ruido? Fue mi corazón haciendose trizas :3

- U-un gusto...

Solté un suspiro lleno de angustia y sonreí falsamente.

- Y-yo ya me iba.

Mi voz sonaba entrecortada por el puto nudo que tenía en mi garganta que indicaba que lloraría. 

Romina: ¿Estas bien? Estás pálida..

Preguntó amablemente y asentí sonriendo.

- Si si si, solo cansada. Los dejo solos.

Sonrió ampliamente y se acercó a Fede para plantar un rápido beso en sus labios.

¿Escucharon ese otro ruido? Fue mi corazón haciéndose polvo :'3

Romina: ¿Amor estás bien? Estas como estatua.

Ella lo miraba preocupada pero él tenía su mirada fija en mi mirándome triste.

- Chau chicos, hacen muy linda pareja.

Sonreí y me fui alejando.

Romina: ¡Chau linda!

Saludé con mis manos, miré hacía adelante y luego hacía abajo. Las lágrimas cayeron por si solas, solo quería llegar a casa y encerrarme. Llegué y entré en silencio, Mathias no tardó en escucharme.

Mathias: ¡Me explicas porque no dormiste en casa!

Gritó desde la cocina y apareció por la puerta mirándome enojado, pero cuando levanté la cabeza su mirada cambió a una de preocupación.