Wedding card ➳ Justin Bieber

Prólogo.

00.| Prólogo.

— Buenos días Michael— salude al portero de mi edificio, el asintió con la cabeza en modo de saludo y luego empezó a sacar algo por debajo de su escritorio.

— Tiene un paquete y un sobre señorita Clark, los dos de hoy— me avisó Michael y yo asentí mientras agarraba el paquete y ponía encima el sobre — ¡Que tenga un buen día!

Yo le sonreí y me dirigí hasta el ascensor. Cuando por fin llegue a mi departamento puse los recados en mi mesa y me dirigí para tomar un vaso de agua.

Correr una hora completa me había dejado totalmente agotada, nunca había sido buena en el deporte pero tenía que mantenerme en forma de alguna manera. Cuando termine de tomar el agua me dirigí otra vez a la sala para ver los recados.

Abrí primero el paquete y sonreí al ver que eran las zapatillas que había pedido por internet hace un mes, dios estaban demasiado bonitas. Las saque para observarlas bien pero mi miraba se fijó en el sobre color crema. Volví a guardar las zapatillas y agarre el sobre, lo abrí con mucho cuidado y empecé a leer lo que decía.

Emma Clark

Estás cordialmente invitada a la boda de
Beatrice Thomas y Justin Bieber.

Que se realizará este sábado 4 de julio.
Realmente esperamos que puedas venir.

Mi ojos se abrieron a más no poder y varios recuerdos invadieron mi mente haciendo que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.

Flashback

— ¡Suéltenme!— grite escuchando como las chicas que estaba alrededor mío reían.

— Qué pasa Emma, ¿Tienes miedo?— me pregunto Beatrice con una sonrisa malévola en la cara. Apreté mis labios y no le respondí— Pues quiero que sepas, que esto les pasa a las personas que se meten conmigo— agarro un mechón de mi pelo y lo jaló haciendo que gimiera de dolor.

— Yo no te hice nada— dije mientras lágrimas empezaban a brotar de mis mejillas, tenía miedo.

— ¡Claro que lo hiciste!— me gritó y yo cerré los ojos— Vi como coqueteabas con mi ex novio idiota, ¿Que crees, que el va a salir contigo?— todas sus amigas estallaron en carcajadas y yo me encogí de hombros.

— Yo no... no estaba coqueteando con tu novio Beatrice— negué y vi como ella soltaba una risa sarcástica.

— ¿Crees que soy idiota o que?— escupió y luego miro a sus otras dos amigas que me tenían agarrada para que no me escapara— ya saben lo que hacer con ella.— dijo antes de que saliera del baño de chicas.

— ¡No!— grite al ver que como me llevaban hacia el inodoro. Sabía lo que querían hacer, ellas querían hacer que yo metiera la cabeza ahí para después tratar de ahogarme.

Llore al sentir como una de ellas agarraba mi cabeza y la llevaba hacía el inodoro, me removía todo lo que podía para que me soltaran, pero era inútil, era una contra seis.

— ¡Chicas la profesora Adams viene!— escuche que alguien gritó y todas se fueron corriendo, dejándome ahí sola.

Empecé a sollozar al imaginar lo que habría podido llegado a pasar. Sentí como la puerta se abría y escondí mi cara al ver que se trataba de la profesora de educación física, ella me miraba con lastima.

Fin del Flashback

Una lagrima recorrió mi mejilla izquierda y me la limpie inmediatamente, había prometido que no iba a dejar que ese tema me afecte. La adolescencia había sido una etapa muy difícil en mi vida, ya que si, había sufrido de Bullying.

Después de que nos graduamos, no había sabido nada de Beatrice hasta el día de hoy. Y recuerdo bien las palabras de mi prima el día en el que decidí por fin contarle a alguien lo que me estaba pasando: Es mejor terminar esto de raíz, enfréntala Emma, dile lo que en verdad sientes y créeme, te sentirás más aliviada y te quitaras un peso de encima.

Suspiré y volví a mirar la invitación. Ese tal Justin debía ser la persona más desafortunada del mundo para casarse con Beatrice. Apreté los labios, Beatrice había sido parte de varias de mis pesadillas, aunque suene tonto ella había marcado de una manera mala toda mi adolescencia.

Apreté los labios, esa sería la única vez que tendría la oportunidad de verla y decirle todo lo que pensaba de ella. Se que sonaba un poco cruel que vaya a insultarla en día de su matrimonio pero ella no había tenido compasión de mí cuando me golpeaba o cuando de jalaba el pelo hasta llegar a quitarme pequeñas cantidades de pelo.

Alguien tenía que darle su karma a Beatrice, y esa sería yo.