CAP V

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Domingo.
Apenas los rayos de sol entraban a la habitación de mi hermano, las cortinas hacían parecer que eran las 6 de la mañana cuando en realidad eran apenas eran las 8.
Las sábanas olían a él, no, toda la habitación tenía impregnada la esencia de Sonic, algo, que me resultaba placentero.

Noté que el cuerpo de mi hermano no estaba al lado mío como se supone que debería estar, por lo que pensé que debería estar en la cocina pero no estaba del todo segura. Cuando mi hermano está en casa el lugar no se siente vacío y, lamentablemente puedo sentir esa atmósfera.

¿A dónde habrá ido tan temprano?
Baje las escaleras para tener 100% seguridad que mi hermano no estaba en casa, y si, no había rastro de él. Ya lo sabía, pero no pude dejar de hacer un puchero y sentirme decepcionada. Una nota color amarilla pegada al refrigerador llamó mi atención.

"Fui a mi escuela a ver el asunto de mi papeleo para la graduación y, conseguir mi carta de recomendación. Perdón si me fui sin avisar.
Se me olvidó devolverle a la señora Cox sus revistas de cocina italiana ¿Podrías devolvérselas? Hoy regresare muy tarde.
P.D: Hay recalentado.

Sonic ×××-"

Me quedé releyendo la nota una y otra vez para rectificar que lo que me decía era verdad, y no necesitaba lentes. Por más que la leyera siempre decía y dirá lo mismo, la señora Cox, eso implica ir a su casa.

No me tomó mucho tiempo encontrarlas; en la mesa del comedor se encontraban las dichosas revistas, entre más pronto mejor. Salí de la casa con dirección a la dé enfrente y el corazón latiendo a mil, mientras apretaba las revistas contra mi pecho.
Si no te calmas, tus nervios estropearan las revista de la señora Cox, y tu hermano quedará mal.
Pensé para mí misma.
Me encontraba ya en la entrada de la residencia Cox, creo que hasta ya comenzaba a sudar frio por los nervios, tranquila talvez no este. Ilusa.

Con lentitud y con sólo escuchar cada latido de mi corazón resonar por mis orejas, toque el timbre dos veces, no se escuchaba nada pero era demasiado pronto para afirmar que no hubiera alguien dentro. Pasaron 10 segundos y toda esperanza de evitar aquello se fue por un tubo, me tense en cuanto alguien abrió la puerta.

—Amy, qué sorpresa —dijo Ian con cortesía y una sonrisa.

—D-disculpa la molestia ¿Se encuentra tu madre? —pregunté muy tímidamente con la cabeza abajo, otra vez, lucía patética. Sonrojándome por solo oír su voz.

—Oh, lo siento ella está en el trabajo. De hecho estaba por irme, le prometí ayudarla en la florería. Pero ¿es urgente que la necesites?

—N-no. S-sólo le devuelvo...esto —alce las revistas enfrente de su rostro, en un principio dio un brinco hacia atrás de lo rápido que lo hice. ¡Contrólate loca!

—No era necesario ponerlas casi sobre mi cara —el río.

—Ah... ¡Lo siento! —Quite las revistas de su cara con la misma velocidad con la que se la puse, volví agachar la cabeza de vergüenza y sentía mi cara arder.

—No, no te disculpes.

—Bueno... ¡Aquí están, por favor dile a tu madre que muchas gracias! —hice una reverencia extendiéndole las revistas, y grité eso último con muchos nervios.

—Si no te preocupes, por cierto me gusta tu pijama. —sonrió dulcemente mientras agarraba las revistas. Carajo, ¡La pijama! Quería terminar con esto tan rápido como sea posible, que ni siquiera me di cuenta que nunca me quite el pijama. Qué vergüenza, salir a la calle así y que Ian me vea. De seguro parecía un tomate, estaba atónita, no decía nada pero tenía la boca abierta de la impresión— ¿Estas b-..

Mi sexy Hermano y yo 《PLUS Mephilver》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora