Capítulo 10

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Sesión Nueve.

Tengo que decirle, doctora, que estos días lo he hecho realmente bien.

Ayer, por ejemplo, lo único que quería era esconderme bajo las mantas de mi cama para dormir todo el día, pero en lugar de eso, tomé la correa de Comme Des y caminé hasta el parque. Estuve fuera una hora ¿puede creerlo? Hasta tuve una de esas charlas estúpidas de perros, ya sabe, cuando tu mascota se acerca a olisquearle el trasero a otro y no te queda más remedio que hablar con su dueño: ¿cómo se llama tu perro? ¿Cuántos años tiene? ¿Vienen muy seguido al parque? Tal vez nos veamos otro día. Y mantuve una sonrisa amable.

Hace dos días tomé la iniciativa de llamarle a mi madre, y estuvimos charlando diez minutos sin que surgiera una pelea o alguno de los dos levantara la voz. No sé usted, pero me siento orgulloso de mí mismo.

Admito que sigo siendo insoportable, pero lo estoy intentando.

Creo que hoy merezco quedarme en cama todo el día. Tengo un bote de nieve esperando en casa, mi serie favorita, y mi mejor amigo irá a hacerme compañía. Sí, señor, a eso le llamo yo terapia casera.

La necesitaré.

*-*-*-*

Recuerdo el día en que Minho regresó a la cabaña con mi hijo. Demoró tres días en volver esta vez, y como no había hecho nada que le molestara, me dejó lo suficiente para comer, incluso podía ducharme sin él; la sensación de libertad era simplemente indescriptible, no tenía que temer por cada paso en falso que diera. Podía dormir sin sus sucias manos quemando mi piel, podía respirar sin tener que compartir del mismo aire, podía pensar. Podía extrañar a mi familia con total tranquilidad, podía añorar mi vida sin la necesidad de fingir una sonrisa para evitar un golpe.

Hasta ese día, la idea de ser padre seguía pareciendo irreal en mi cabeza, me encontraba en una negativa constante.

Minho entró con él en los brazos, completamente envuelto en una manta azul cielo. Nunca me mantuvo al tanto del sexo del bebé, de hecho, fueron muy pocas las veces que habló de él, es por eso que a mi mente le costaba tanto acostumbrarse a esta nueva experiencia. Todo cambió en ese momento. Necesitaba sentirlo cerca, necesitaba tocarlo y saber que era mío. Me acerqué nervioso, ansioso por verlo y tenerlo en mis brazos.

— ¿Es...es un niño? ¿Es mi hijo? ¿Realmente es mío? —la voz me temblaba de emoción y el aire en mi pecho amenazaba por agotarse.

—¿Crees que miento? —preguntó

—No, no, es sólo que... —las palabras parecían enredarse en mi cabeza—, me cuesta creer que tengo un hijo. Dios mío, es tan pequeño... ¿Puedo...puedo cargarlo?

—Sí

Sentirlo en mis brazos fue como recibir un golpe de esperanza. Sentía las lágrimas caer por mis mejillas y, por primera vez en esta cabaña, lloraba de felicidad. Ver a mi hijo apretando los ojos por la molesta luz fue el recordatorio de que aún había cosas hermosas en la vida, había algo más que el dolor. Seguía llorando mientras paseaba mis manos por todo su cuerpo, le besé sus párpados cerrados, paseé mi nariz por sus mejillas y me acerqué a su oído a susurrarle una y otra vez que lo amaba. "Yo voy a cuidarte", "No dejaré que te haga daño".

—Tiene tus ojos—comentó mientras observaba la escena con detalle—Young Mi no quiso ni verlo, pero puedo decirte que no se parece en nada a ella. El doctor dijo que se encuentra perfecto de salud, aunque no confío mucho en los médicos.

Lo que esa mujer hiciera me importaba en lo más mínimo, aunque reservé mis comentarios hacia ella, no merecía arruinar este momento.

—Me alegro que esté bien—seguía embelesado pensando que mi sangre paseaba por ese cuerpecito, que era mío, completamente mío— ¿Puedo elegir el nombre?

Nadie te encontrará (SHINee)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum