LA MACABRA APARICIÓN DE LA CALLE JUÁREZ.

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Por la calle Juárez, entre Aquiles Serdán y Coronado, existe la casa que pueden ver en la fotografía.

Mucho pudimos ver el interior de esa casa porque a mediados de los 90s había un bazar en ese lugar, de hecho en esa calle había 3 de estos negocios y en la esquina con Aquiles Serdán con la entrada por esa calle había uno más, aunque algunos ya le llamaban la calle de los bazares en tono de burla, el de esta casa era especial, además de la imponente casa, los artículos eran de verdad curiosos no eran televisores y “modulares” de medio uso, ni muebles desechados, no, ahí había ropa, pero de gala y muy antigua, joyería de plata algunas con plumas de pavorreal, libros antiguos, ahí se vendió una biografía de Porfirio Díaz con la orilla de hilo de oro y presuntamente firmada por el mismo, una carabina 30 30 oxidada así como unas carrilleras, entre muchas cosas curiosas, todas a precios simbólicos, la sola visita a ese bazar valía la pena, ya ni decir de comprar algún objeto, además el aspecto de la casa le daba el marco perfecto a ese bazar tan peculiar.

En ese bazar se cerraba a la 8 de la noche, pues era bien sabido por la familia Reyes Contreras, que por la noches sucedía algo escalofriante, se podía escuchar unos sollozos provenientes del segundo patio, si alguien se atrevía ir a investigar aumentaba la intensidad hasta convertirse en un llanto angustioso y tristísimo, entre cortado por jadeos para tomar aliento los cuales poco a poco se hacían espaciados y débiles hasta que se escuchaba un prolongada exhalación final…

Además de vez en vez se escuchaba que tarareaban la marcha nupcial, a veces a plena luz de día, causando el desconcierto de los clientes y a decir de la familia ya muy entrada la noche se podía ver una novia andar por el pasillo tarareando como en un murmullo la marcha nupcial, con el ramo de rosas blancas entre sus manos, y andar lentamente hasta llegar al patio trasero donde desaparecía, otros pudieron verla bajo la luz de la luna llena parada al final del segundo patio, con su vestido de novia y el velo cubriéndole el rostros, los más valientes que se quedaban a observarla juraron con una de sus manos apartaba el velo su rostro y en parpadeo a una velocidad increíble llegaba frente a ellos mostrándoles su rostro de calavera, si debajo del velo nupcial estaba un cráneo desnudo que provocaba el terror absoluto de quien la viera.

Esto era lo que les contaba Don Roberto Reyes a los jóvenes Enrique y Cesar, que eran quienes trabajaban en ese bazar, y al cerrar las puertas, Don Roberto les ofrecía un trago a los muchachos mientras les contaba estas historias que producían miedo y fascinación a los jóvenes, que se retaban a ir al patio de atrás a ver si podían ver a la novia fantasma, que al decir de la familia era una tía abuela que fue abandonada el día de su boda, causándole un profundo dolor y una profunda vergüenza que la devasto por completo, la joven ya no pudo recuperarse de ese golpe, se la pasaba en su habitación llorando lastimosamente, casi no comía ni salía de su habitación, poco a poco el dolor y la soledad terminaron con su cordura, se ponía el bellísimo vestido blanco de corte europeo tomaba entre sus manos el ramo de flores marchitas y andaba pausadamente por el pasillo de arcos tarareando la marcha nupcial a muy altas horas de la noche en plena oscuridad, su familia trataba de hablar con ella incluso de reprenderla pues era escalofriante verla andado y tarareando de esa manera, pero ella impávida no entendía ni razones ni regaños, la llegaron a estrujar para que volviera en sí, pero ella estaba como sonámbula, como en un trance, con sus ojos muy abiertos, vacíos, enrojecidos por el llanto, con su cuerpo ya muy delgado y macilento, en unas pocas semanas apenas se podía reconocer a la bella joven rebosante de felicidad por su próximo matrimonio, ahora su familia debatía como debían ayudarla, mandarla a un sanatorio o internarla no era una opción en un principio, por temor a los abusos que podía sufrir una joven bella en esas condiciones, consideraron que el amor y cuidado de su familia era suficiente, pero ahora debido al estado de la joven resultaba claro que debía tener atención profesional, pues su propia familia, sus 2 hermanas mayores su hermano y sus padres también mostraban los estragos de convivir con una demente, por eso discutían si debían llevarla a internar, pero no hubo necesidad de llegar a un acuerdo, pues esa misma noche encontraron a la joven muerta, con la venas de sus muñecas cercenadas por un vidrio, los cortes bruscos hechos con saña y repetidos en ambas muñecas, incluso las palmas de sus manos estaban laceradas por los bordes del cristal, una cantidad impresionante de sangre anegaba el vestido y corría por el piso del baño, unos frascos vacíos, de tinta, de perfume, y de los medicamentos calmantes estaban vacíos, los había tomado todos antes de cercenar sus venas, su intención de morir era irrevocable y el desprecio que sentía por ella misma era evidente, más que un suicidio parecía la escena de un violento asesino que con saña acabo con su víctima que había torturado por meses… la pérdida de sangre acentuaba la palidez de su rostro que debido a la desnutrición que ella misma se provocó lucia cadavérico, con los ojos muy abiertos y muy vacíos, hundidos y ojerosos la escena marco a toda su familia de por vida, jamás supieron si los escucho y en momento de lucidez escapo al baño para evitar que fuera internada o si simplemente coincidió pues estaba claro que de una manera o de otra la joven terminaría con su vida, de hecho ya lo estaba haciendo desde el día que la abandonaron ya no vivía simplemente empezó a morir…

El asunto se trató con el mayor hermetismo, la familia se fue de esa casa y al cabo de unos años la habitaron familiares que no sabían detalles de lo ocurrido y ellos fueron los primeros que testificaron la macabra aparición, eventualmente nadie quiso quedarse en esa casa, solo se habitan las dos recamaras que tienen ventanas a la calle Juárez, el resto de la casa quedo desierto y conservado en el tiempo…

En el momento que el bazar se abrió, las vitrinas estaban sobre el pasillos de entrada y en el patio algunos muebles de jardín que también estaban a la venta, las recamaras desde luego no se abrían a nadie, ni a los clientes ni a los encargados y nadie atravesaba más allá del patio ni al comedor, ni mucho menos al segundo patio, pero el par de muchachos limpiando, los clientes preguntando por todo, la música que venía de una vieja “consola” de discos de los años 50s, que más tenia aspecto de ataúd que de otra cosa pero en sus tiempos era lo más sofisticado y elegante, todo ese barullo hacía sentirse viva a la casa.

Un día viernes del mes de octubre, ya había oscurecido cuando cerraron las puertas del bazar, fueron a sentarse en el juego de jardín que estaba en el patio y mientras se fumaban un cigarro, hacían el corte de caja para entregarlo a don Roberto, iluminados solo por el foco del pasillo de entrada, cesar se tuvo que acercar a la luz para terminar las cuentas, mientras enrique que estaba en la penumbra del patio volteo hacia las ventanas del comedor y vio un bulto blanco entre la oscuridad y recordó que don Roberto iría a cubrir con hules algunos de los muebles del comedor pues había algunas pequeñas goteras, pensando que era una buena ocasión para asustar a su compañero espero a que regresara y tomara asiento frente a el para decirle “mira en las ventanas del comedor se ve la novia” Cesar giro la cabeza y de inmediato pudo ver la silueta y sintió tal impresión que parecía que le jalaban los cabellos desde la raíz, de inmediato aparto la vista de la ventana y exclamo “si es verdad esta agachada con la cara cubierta por el velo, vámonos de aquí”… al escuchar la detallada descripción Enrique volteo a de nuevo y se quedó viendo el bulto fijamente, poco a poco esa silueta fue tomando forma y en efecto parecía que estaba agachada se dibujaba la silueta de la cabeza debajo de la transparencia del velo e incluso se veía una coronilla de flores sobre su cabeza, sus manos juntas como orando… pero don Roberto jamás menciono esos detalles, tampoco dijo que se apareciera en el comedor, así que culpando a la imaginación y envalentonado porque sabía que era una cubierta de hule, se pondero ante su amigo diciéndole “yo voy a investigar” claro que Cesar trato de impedirlo pues estaba más que convencido que esa el fantasma de la novia, pero no pudo evitar que Enrique atravesara él y se perdiera en el oscuro pasillo para entrar al comedor, no pudo evitar sentirse temeroso al entrar en la oscuridad apenas iluminada por la escasa luz que entraba por las ventanas, la penumbra y las sillas altas de madera labrada alrededor de la mesa cubiertas de polvo, pero sin hule ni sabanas ni ninguna cubierta que semejara una silueta, pero tratando de desentrañar el misterio, se paró en el ventanal donde se veía el bulto, pensando que era un juego de luces atravesó de los viejos cristales que deformaban el entorno por ser tan viejos, vio a su compañero ya casi en la puerta de la calle recargado con los codos en la vitrina de la entrada con una mano cubriendo su rostro, sonrió un poco por el susto que le había propinado, pensó en quedarse ahí sin hacer ruido para ver que hacia su amigo, pero se sintió observado como si sobre su cabeza estuviera alguien o algo observándolo, quiso levantar la cabeza pero no se atrevió, quizá la novia trepo por la pared como una araña monstruosa y ahora lo veía desde arriba , quizá flotaba sobre el vaporosamente, quizá repto debajo de la mesa gateando como un animal espectral…. Quizá tenia demasiada imaginación y lo traicionaba en ese momento… por eso decidió salir y cuando iba a atravesar el patio, con la certeza que no había nada que fingiera la silueta, volteo a la ventana y vio claramente a la novia exactamente en el mismo lugar… no dijo nada, pero solo de pensar que se había parado en ese mismo lugar sentía un escalofrió por todo su cuerpo, llego a donde su amigo y sin mediar palabra salieron de la casa sin esperar a don Roberto, mientras se escuchaba un ligero murmullo que tarareaba la marcha nupcial…

Cuando recuperaron el aliento ambos cambiaron impresiones y al día siguiente le contaron lo sucedido que los escucho atentamente pero sin demasiada sorpresa, al final del relato agrego “no sabía que también nos observaba desde el comedor…”

A pesar de lo ocurrido los jóvenes siguieron trabajando un par de meses más, hasta que el bazar cerró cuando se vendieron la mayor parte de sus curiosidades, en ese lapso los jóvenes contaron a muchos clientes su experiencia y nunca más se quedaron después de la hora del cierre.

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