Capitulo séptimo

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Mia suspiro y se froto la mano en la cara dándose cuenta de que aun tenia pintura en la mano. Se sobresaltó y fue hasta su estudio de arte para limpiar la pintura y luego dejar cerrado con llave. Era mucho mejor prevenir que lamentar.

Bajo las escaleras sin mucho ánimo pero un ruido proveniente de la cocina la tenso.

-¿Ahora qué?-Dijo para si misma.

Camino hasta su cocina y sonrió al ver a Dave preparando un té con los insumos de su cocina, parecía tan absorto que ni siquiera se dio cuenta de que Mia le sonreía, lo cual no era común.

Lo vio hasta que él se volteó y le sonrió de forma afable invitándola a sentarse.

Aunque tenía cierta renuencia, se dijo que prefería mantener las cosas en paz por mientras que llegaba la caballería.

-¿Que te entretuvo?-Pregunto Dave prepararando el té.

-Tenía que hacer una llamada- Contesto con los ojos entrecerrados.

Dave se sentía a gusto en aquella estrecha cocina. Por alguna razón estar en aquella casa le hacía más cercano e íntimo de Mia. Cuando la vio desaparecer por las escaleras se levantó y comenzó a examinar la casa de la joven sin ninguna renuencia a entrometerse en su privacidad.

Le extraño no ver muchas fotografías, y las que tenía eran de su familia, no de ella. Había muchos libros de arte y aquello le parecía interesante. 

Usualmente no le interesaba conocer a la persona con la que se acostaría, pero Mia era diferente y eso le molestaba de cierta forma que no comprendía.

Primero rechazándolo, luego echándolo de su casa. Eso lo había molestado, mas aun cuando estuvo llamando a su puerta como un endemoniado temiendo que algo le hubiese pasado, porque sabía que estaba en su casa, después de todo para eso les pagaba a sus hombres,los que la vigilaban día y noche.

Había estado demasiado enojado para actuar de forma civilizada, no dejaría que  Mia arruinase sus planes de conquista, sobre todo cuando no había podido dejar de pensar en aquellos ojos y su blanquecino pelo. 

La deseaba, y ella le deseaba a él aunque le divertía verla actuar de forma prepotente y mezquina. Cada vez que la veía sonrojarse sentía en sus manos un extraño cosquilleo que lo incitaba a tocarla.

Lo que no entendía era porque no se mostraba deseosa de estar con él y le rechazaba con tanto ahínco. Extraño.

Por eso había recorrido la primera planta de su casa, intentando descifrar a la persona que allí vivía, sin embargo lo único que pudo entender de Mia solo eran cosas superficiales. Le gustaba el orden, los colores fuertes y el arte. Lo último era algo que la definiría como pasional, pero eso ya lo sabía por la forma en que hablaba y se comportaba.

-Pagaría por saber lo que piensas- Dijo Mia confusa por haber visto distintas expresiones en el rostro de Dave mientras la observaba.

-Estaba pensando en ti- Respondió de forma honesta sirviendo a Mia una taza del te que había estado preparando todo ese tiempo.

Él sonrió al ver que Mia se había avergonzado y una capa de  rubor rojo cubría sus mejillas mientras tomaba su té.

-¡Esta delicioso!- Ella vio el rostro de Dave y la sonrisa que vio la descoloco, sintió que el estómago se le cerraba en una extraña emoción.

-Lo sé- Le dijo ampliando su sonrisa al ver el impacto que producía en Mia. Por extraño que le pareciese, había querido que ella probase el té que era típico de su país y que su abuela le había enseñado a preparar.

SOLO MIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora