León despertó a las 5 de la mañana, había tenido un sueño demasiado placentero, cuando se dio cuenta de que aun llevaba la ropa del día anterior tallo sus ojos mientras trataba de recordar porque. Ni siquiera recordaba haber tomado una cobija, mucho menos quitado se los zapatos. Y fue entonces cuando recordó la imagen nublosa de Violetta, cuando le acomodaba las almohadas.― Al menos tuvo compasión de mi― Dijo levantándose de la cama mientras caminada derecho al baño.Una vez que estuvo listo, salió de su habitación con celular en mano y fue a la de Violetta. Abrió la puerta con sumo cuidado pero solo se encontró con una cama tendida y vacía; supuso que estaría abajo, así que con paso rápido fue escaleras abajo y se encontró con dos maletas al pie de la puerta.Violetta salió de la cocina con una leve sonrisa― Te has levantado― Dije mirándolo― Y arreglado. ¿Has dormido bien?― Te ordene que no hicieras maletas― Me reprochó elJamás pensé que le molestaría tanto, después de todo yo solo quería evitar que gastara dinero. Aunque en el fondo también lo había hecho con la intención de que se molestara por el hecho de desobedecer sus órdenes.― Lo lamento, yo…― No― Dijo el acercándose a mi― Discúlpame tu a mí. Esos no son los modales que me inculco mi familia. Sí, he dormido bien… gracias por la cobija― Dijo con una media sonrisa.― De nada― Asentí ― Dora, ¿Alan puede llevarnos? ― Pregunto León mientras agarraba una de las maletas― Por supuesto, de hecho ya esta esperándolos en el coche.― Bien― León tomó la otra maleta― Déjame ayudarte― Corrí hacia el― No― Negó con la cabeza― ¿Pero por qué dos maletas?― Una es tuya… espero que no te moleste el hecho de que haya inspeccionado tu closet― Mis mejillas se tiñeron de rojo.― En lo absoluto, gracias…ahora vámonos― Giró hacia Dora― Nos vemos en dos semanas, Dora― ¡Que tengan un buen viaje! ― Dijo agitando su mano― Gracias― Le sonreí.No acostumbraba mucho a viajar en avión, siendo honesta solo lo había hecho dos o tres veces. Pero esta vez fue la peor de todas. Para empezar, era demasiado temprano y a pesar de que no tenía sueño, cerraba mis ojos a manera de relajación. León no cruzó palabra conmigo, salvo cuando me pregunto si deseaba algo de beber o comer.El viaje fue largo, pero al fin bajamos del avión― ¿En qué hotel nos quedaremos? ― Pregunte mientras trataba de seguir el paso de León― En ninguno. Nos quedaremos en mi casa― ¿Tienes una casa aquí? ― Me quedé boquiabierta.― Claro― Dijo él mientras me miraba― Soy un hombre de negocios, y por tanto precavido. Procuro tener una casa en los lugares a donde más viajo.― Eso habla bien de ti― Dije mientras subíamos a un taxi.El se limito a asentir y darle la dirección al taxista.León había dicho que el trayecto del aeropuerto a su casa era largo, que tomaba alrededor de 50 minutos llegar. Para no aburrirme decidí bajar el cristal de la ventanilla y sentir la brisa del mar.― ¡Wow que linda casa! ― Exclame cuando ante mis ojos apareció una casa lujosa, no muy grande pero bonita. Lucia demasiado cálida a causa de los colores veraniegos.León se acerco a mi ventanilla y miró a través de ella.― Me alegra que te guste… porque ahí es donde nos quedaremos― Dijo el sonriendo― ¿Esa… esa es tu… casa? ― Pregunté balbuceando.― Desde ahora, nuestra casa― Tomo mi mano y la apretó con cuidadoSentí como una corriente eléctrica recorría todo mi cuerpo.Al bajar del taxi, el aun sostenía mi mano y el amable conductor hizo el favor de bajar las maletas. León soltó mi mano y dio un par de billetes al hombre, luego, juntos caminamos hasta el gran portón de la casa. León introdujo unos números y este se abrió. Caminamos hasta la puerta de la casa, cuando el introdujo la llave, una sensación de alegría apareció en mi cara. Podía apostar que la casa era preciosa, al igual que la de Nueva York.El me cedió el paso y apenas había entrado cuando me quede paraliza ante tanta belleza.― ¿Linda, no? ― Pregunto él mientras ponía las maletas a un lado.― Demasiado linda, diría yo― Caminé hacia la sala de estar.― Me ha llevado un par de años de arduo trabajo construirla. He necesitado miles y miles de dólares, pero han valido la pena. ― Camino hacia donde yo estaba y encendió el aire acondicionado― A pesar de que solo es de un piso, cuenta con dos habitaciones, perfectas para nuestra situación― Soltó una risa― Si― Dije riendo― ¿Acaso ya predecías que te casarías con una mujer que no dormiría en el mismo cuarto que tú?― No, para nada. Siempre pensé que mi esposa y yo dormiríamos juntos… pero ya ves las cosas cambian― Sonrío con pesar― Si que lo hacen― Desvie la mirada― ¿Podrías mostrarme la casa entera? ―Lo hizo. El me llevo por un extenso recorrido. Sin duda alguna el amaba esta casa, se sentía orgulloso de haberla construido con todo el esfuerzo que hacía en su empresa. Había una piscina, era de gran tamaño y el fondo era azul, desde ahí se podía observar la playa. Luego me llevo a la que sería mi habitación, era preciosa, la paredes eran color arena. En seguida me mostro su habitación y dijo que como él sí tenía televisión… yo era bienvenida a cualquier hora del día.― Bueno tomaré una ducha― Dijo mientras abría la llave de la regadera― Tengo que ir a la empresa― Oh… pensé que irías hasta mañana― Le pasé una toalla.― No… entre más rápido acuda, mejor. ― Me gustaría que me acompañaras, así, al salir de la empresa podríamos ir a comer a algún restaurante― No te molestes… yo puedo comer aquí― Dije con media sonrisa― Además… si te acompañara a la empresa, solo sería un estorbo.― Te equivocas...tu nunca serás un estorbo para mí― Me miro con sus lindos ojos color café.― Aun así… creo que será mejor que me quede aquí a desempacar mis cosas― Hice una mueca― Pero podrías avisarme cuando salgas de la empresa… yo podría ir y después, si quieres, vamos juntos a comer.― Mejor yo vengo por ti― Dijo él mientras se quitaba la camisaPor más que trate de no mirarlo… me fue imposible al igual que evitar que mis mejillas se pusieran rojas y que comenzara a hablar torpemente.― Es…está bien… digo si es que… que no es una molestia para ti… porque si lo es… pues yo puedo comer en algún lado…no muy lejos de aquí...pero bueno tu… tú decides.León rio ante la actitud de su esposa, ella era increíblemente inocente, solo con verlo sin camisa se había sonrojado y eso a él le causaba gracia. Caminó hacia ella y la estrecho entre sus brazos.― Eres tan tierna― Me susurro al odioSentí como mis rodillas temblaban, era como si no pudieran sostenerme más.― Sabes… emmm… no…es muy común que reciba el abrazo de alguien sin camisa― Dije temblando― Acostúmbrate― Dijo él mientras me daba un beso en la mejilla.― Creo que no podré― Me alejé de el― Bueno te dejo para que te arregles, no quiero que por mi culpa llegues tarde― Salí casi casi corriendo de la habitación.León lanzó una carcajada bastante audible y eso hizo que me sonrojara aun más.No tardo mucho en salir de su habitación. Lucía atractivo… vestía un traje y el calzado Italiano que yo había empacado.― ¿No te gustan las corbatas? ― Note que no llevaba puesta una―― Si, pero no empacaste una― Sonrió― Que tonta… lo olvide― Dije rodando los ojos― Al menos te molestaste en empacar otras cosas― Metió el celular en su bolsillo― Me hubiera gustado ver tu cara cuando te topaste con mi ropa interior― Lanzo una mirada traviesa― Reí y me sonrojé demasiado… ya me has visto así antes― Reí― Tienes razón― Posó su pequeña boca en mi frente― Regresaré lo más pronto posible―Que te vaya bien, León― Dije olfateando el perfume tan delicioso que llevaba― Gracias―A continuación abrió un cajón y saco unas llaves, lo miré confundida. ―Tengo un lindo convertible esperándome en la parte trasera― Dijo con un brillo en sus ojos― Te gustara, estoy seguro de ello.Yo solo le sonreí y el salió. Pude ver como un coche salía de la casa, si que era elegante... era color negro. León acelero y pronto desapareció de mi vista.Fui a mi habitación a desempacar mis cosas y una vez que termine me recosté boca arriba mientras observaba el techo. Recordé el cálido beso que León había puesto en mi mejilla y después recordé el de mi frente. Curiosamente no me había besado en la boca… aun cuando la boda termino y se escucho: Puede besar a la novia, el solo rozo mis labios… eso era lo más cercano a un beso que había recibido de él. ¿Por qué no me querrá besar? Fue lo último que pensé antes de que mis ojos se cerraran y cayera en un profundo sueño.
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Nuestro Amor Esta Oculto (Leonetta)
RomanceVioletta Catillo una chica de 24 años que se casa con León Vargas habrán muchas peleas ,conflixtos y amor... Y pronto se dan cuenta que su Amor está oculto....♥