Espero que captes la referencia [LevYaku]

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Detrás de su pequeña estatura y complejo de madre, Yaku Morisuke escondía un lado bastante... nerd.

No cualquier tipo de nerd, no señores. No era que jugara videojuegos por montones, ni que tuviera waifus estampadas en cojines (él tendría husbandos, y para eso estaba Lev), sino que era un fanático empedernido de las películas de culto. Desde sagas como Star Wars hasta películas como The Breakfast Club, sus ojos habían presenciado una infinidad de escenas y en su cerebro estaban fijados diálogos que él nunca pidió memorizar.

Al entrar a la secundaria, el cambio de ambiente y exigencias de su equipo de volleyball le causaban un estrés pungente, que él decidió liberar de una manera sana. Un día se metió a internet, vio qué recomendaban los internautas y se sumió en el placer del ocio. Nunca sospechó que terminaría cayendo tan profundo en los brazos sangrientos de Quentin Tarantino.

Por todo esto, los cercanos a Yaku sabían, oh vaya que lo sabían, que el chico adoraba hacer referencias. Por supuesto, solo las hacía en presencia de gente de confianza, porque lo que menos deseaba era causar una impresión rara en un desconocido.

El gusto por este tipo de películas no conocía restricción de géneros, total las veía por mera diversión. Pero habían unas en específico... joder, le causaban un impulso incontrolable de rodar sus ojos hasta que sus irises impactaran contra el interior de su cráneo (similar a cómo lo hacía sentir Lev en sus inicios).

Dos palabras: comedias románticas.

Sí, no habían muchas comedias románticas que fueran de culto, pero él prefería mantenerse a una distancia prudente de Sandra Bullock y Jennifer Aniston. No había una razón profunda para su desagrado, él no se creía crítico de cine ni nada, mas, si tuviera que identificar a una posible culpable, sería la oleada de vergüenza ajena que venía a él viendo esas películas.

Todo lo expuesto anteriormente sería irrelevante si no fuera por un mínimo detalle...

... Lev Haiba era un gran, sino el más grande, fanático de las comedias románticas que existía.

¿Y qué tiene que ver eso con Yaku Morisuke? Simple y llanamente, pídanle la respuesta a los diez años de relación que ambos tenían. Una década que involucraba acurrucarse juntos en el sillón a ver películas que se turnaban para elegir.

Yaku podría jurarle a cualquiera que había visto mínimo diez veces La boda de mi mejor amigo. Era capaz de cantar toda la banda sonora de Mamma Mia en orden de aparición en la cinta y se le habían metido las espléndidas enseñanzas amorosas en su cabecita. Cuando escuchaba que a alguien le habían obsequiado unas ominosas rosas amarillas, dejaba salir una exhalación exagerada porque son rosas amarillas, esas se las das a tu abuelita que está en el hospital.

Pese a todo, Yaku disfrutaba ver películas junto a su novio. Muchas veces había oído a gente decir que ese amor al que llamaban verdadero, ese que se escondía en los callejones, en una necesidad inusitada de conocer a un desconocido que pasó por tu lado, en ese juego de respuestas sincronizadas que parece premeditado, solía salir a la luz en momentos así. Ya que con unos cuerpos somnolientos, arrullados por el ruido blanco del televisor, apoyados el uno en el otro, puede demostrarse más amor que con un beso baboso en el transporte público. Él no dudaba que fuera así, lo afirmaba y siempre lo afirmaría.

De todas las películas de comedia romántica de la galaxia y del universo conocido y por conocer, si había una que se había ganado el amor incondicional de Lev Haiba era La Propuesta ¿Por qué? pues Yaku no tenía ni la más mínima idea. Tal vez era el carisma de Ryan Reynolds (era imposible no amarlo en Deadpool, después de todo) o quizás fuera por esa relación amor-odio tan particular que tenían los protagonistas.

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⏰ Última atualização: Mar 20, 2017 ⏰

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