En una cabaña de un bosque solitario de España se esconden turbios secretos y una macabra tradición.
Un grupo de jóvenes absorbidos por la malicia, la venganza y la oscuridad, cobran justicia por su propia cuenta y no temen mancharse las manos si aq...
Miro de reojo a Aggie, ella no nos pierde de vista, nos mira incrédula sobre esta situación. Mientras que Álex en suma diversión alza las cejas viendo a su amigo y luego a mí, como si esperara algo de mi parte. Siento la presión, lo que me produce arcadas, porque todos están a la expectativa como Álex, todos esperan una respuesta.
Y haciendo un paréntesis a lo que pienso de esta situación, a la humillación y desafío de Derek, hay algo que me hace querer pinchar a Aggie, no se necesita ser un maestro en psicología como para saber que ella tiene un interés en Derek. Es fácil descifrarlo en la manera en cómo le mira y en cómo le habla.
-No necesito demostrar nada a nadie. -le espeto aunque parezca una mentira y luego de algunos escasos segundos agrego:- Pero tienes razón, somos pareja.
El gesto en el rostro de Aggie -que torpemente pretende esconder- es el premio a que haya cedido. Observar cómo ha fruncido ligeramente los labios y cómo ha desviando la mirada con evidente rechazo me hace querer molestarla aún más.
-Vale, se acabó el espectáculo. -interviene Aggie y vuelve a su tono sarcástico pasando por el lado de Derek- Mucha paciencia explicándole las reglas.
Derek la sigue con los ojos, y se le dibuja una sonrisa endemoniada en su atractivo rostro. La mirada de complicidad que se reparten entre los dos me hace creer que no he vencido.
Bonita manera de decirme que soy una hueca, realmente no sé qué he hecho para que me tenga esa actitud frente a mí, incluso lo tenía antes de conocer a su hombre. Sin embargo, está de coña si cree que voy a dejar pisotearme.
-Comenzamos. -anuncia Derek para todos.
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Me sorprendió que no hayamos salido por el camino que yo atravesé para dar con el auditorio, era uno diferente, uno en donde apenas pude estar consciente de que estaba pisando tierra.
Pude tener la oportunidad de estudiar a los demás, era como si estuviesen bien "amaestrados", a decir verdad, esperaba unos adolescentes en los que alguno de ellos se cree el gracioso y hace alguna burrada que podría poner en peligro a todos, pero no, hasta el volumen de su hablar era extremadamente bajo que a veces me ponía nerviosa porque sentía que si me tropezaba o hacía algo mal lo notarían al segundo.
El trayecto en el coche de Derek hacia la casa de mi ex padrastro fue alrededor de siete minutos, casi diez minutos menos de los que una simple persona se podría demorar si condujera a una velocidad normal.
Mientras Derek y yo caminamos por el pequeño sendero que conecta la calle a la puerta de la casa de Rick, quien desgraciadamente fue mi padrastro, él finalmente me habla por primera vez desde que salimos.
-¿Qué llevas? -pregunta a mi lado con la mirada puesta en el destino. -¿Qué llevo? -replico sin saber a qué se refiere. -¿Aggie no te dijo que trajeras algún... juguete? -alza una ceja.
