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CAPITULO VI: Tensión

CAPITULO VI:

T E N S I O N

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La tensión en el reino de Teiko era alta desde que Touou lanzo su primer ataque, pese a que no era del todo novedoso que un reino tan poderoso como el suyo tenga que hacer frente a ese tipo de conflictos con otros reinos. Después de todo, las tierras de Teiko eran majestuosas, llenas de campos verdes y, exuberantes valles y bosques. Y sus habitantes eran bendecidos con un ganado sano y granos que crecían en sus tierras sin problema. El rio fluía a través del reino asegurándoles agua limpia. El hambre se convirtió en una preocupación que nunca paso por sus mentes. Por ello, existían muchos reinos que los envidiaban, especialmente los reinos del páramo, y aquellos con tierras secas e infértiles, logrando que sea imposible plantar sus propios granos. Muchos ansiaban tierras como la suya, pero ninguno tuvo éxito en batalla.

A pesar del espesor de aquella tensión que incluso se hacía perceptible incluso por los niños, las personas de Teiko vivían sus vidas con completa normalidad. No había razón para que los aldeanos se preocuparan, porque, creían fielmente en su rey, su soberano, que siempre los protegería y reclamaría como suyos. El Rey Akashi, ni una sola vez, decepciono a su pueblo. Además de ello, el ejército de Teiko era conocido como el más poderoso de la nación entera, lo que ayudaba a mantener sus mentes en calma, pese al pánico que solía asomarse en la mente de la gente debido a la guerra.

Sin embargo, la tensión en el reino de Teiko había aumentado últimamente. Mientras la gente se mantenía en una feliz ignorancia, sin saber la verdadera situación actual que se desarrollaba en la guerra, una mínima curiosidad hacia ello. La única señal de aquella guerra, eran las esposas e hijos que lloraban y oraban por sus padres, que ahora luchaban en batalla. En el interior del castillo, sin embargo, la historia era otra.

Los miembros de la corte real estaban completamente enterados de la verdadera situación en la guerra. Manteniéndose en contacto con el General Kise desde que este marcho de sus tierras. Las noticias de la situación de dichas batallas, llegaban al reino a diario, cada mensaje mostraba una prueba de que el ejército seguía a salvo.

Más en la actualidad, ya habían pasado dos días sin saber del general. Sonaban las campanas de advertencia en las débiles mentes de aquellos miembros, anunciándoles un mal presagio. El rey había dado órdenes directas al General Kise, para que este siempre se mantuviera en contacto, y el rubio nunca desobedecía a su rey. Por lo que, su repentina ausencia durante ya dos días, mantuvo a todos preocupados, intentaron excusarlo pensando en que quizá, su general seguía en una larga batalla, siendo incapaz de ponerse en contacto con su reino como debía, pero aquello no hacía más que incrementar la inquietud del reino. Quienes se mantenían alertas ante la espera de cualquier indicio de un mensaje enviado.

—Seijuurou, deberíamos enviamos a nuestros hombres a por ellos. Debemos asegurarnos que estén bien —.Himuro Tatsuya, segundo príncipe de Teiko, trataba de mantener la calma cuando exigía que su hermano y rey hiciera algo al respecto. Himuro era probablemente la persona más angustiada en aquella sala real en esos momentos. Su rostro se hallaba pálido de la preocupación y la incertidumbre, debajo de sus suaves y débiles ojos, se hallaban dos grandes bolsas negras, que evidenciaban su pesadumbre. Desde un principio, había decidido ser el, quien iría tras ellos sobre su caballo más rápido, hasta llegar al campo de batalla, pero para su infortunio, Akashi le había prohibido hacerlo. Muy a su pesar, Himuro cumplió con esta orden, manteniéndose seguro de que Kagami regresaría a salvo, con la victoria de su reino. Pero ahora, en lugar de regresar, Kagami estaba desaparecido, y nadie sabía de su paradero.