LI

7.3K 446 43
                                    

  — Primero que nada, "Hola, cariño, ¿Cómo estás? Te extraño" – dije y escuché su risa.
— Hola, cariño, ¿Cómo estás? Te extraño — me dijo.
Sonreí y me senté en la cama para buscar un poco de ropa ya que iba a entrar a bañarme.
— Bien ¿y a ti, cariño? — pregunté.
— Bien, acabo de salir de con mi madre... ahora voy a lo de papá.
— ¿Vas a tardar mucho? Quiero verte.
— Quizás no podremos vernos hoy, Matteo — detuve mi búsqueda de ropa y me paré bien.
— ¿Por qué no? — dije como un niño al que no quieren comprarle un juguete nuevo.
— Porque papá hará una cena y seguro quiere que me quede...
— Luna, no me hagas esto — supliqué.
— Pareces un niño — dijo divertida.
— Está bien, déjame solo... no te necesito — colgué y me dispuse a buscar la ropa.
Mi celular comenzó a sonar y sonreí al ver que era ella. Esperé unos segundos antes de atender.
— ¿Por qué me cortas? ¿Acaso de verdad eres un niño? — preguntó enojada. Sonreí.
— No me extrañas, es eso — dije.
— Tonto, eres un tonto... te comportas como un tonto. ¡Claro que te extraño! ¿Acaso crees que no me muero de ganas de besarte en este preciso momento? – sonreí como un bobo mientras entraba al baño.
— ¿Quieres besarme? — pregunté.
— Claro que quiero besarte — susurró.
— Yo quiero hacerte otras cosas — dije con voz profunda.
— ¡Matteo! — se quejó divertida.
— Entonces, ¿no vas a venir? — dije esperanzado con que me dijera que si iba a venir.
— Hagamos una cosa, apenas salga de ahí te llamo y vemos si vamos al cine y tomar algo ¿quieres? Así de paso hablamos de tu padre...
— No, no quiero hablar de él — aseguré.
— Vamos, cariño, te hará bien — sonreí levemente.
— Está bien, llámame, por favor — dije.
— Te llamo, adiós — dijo y colgó.
Tuve que haberle dicho que la quería... pero ¿si es muy rápido? No, no es rápido, es sincero y real... cuando la vea se lo digo. Me duché y luego me puse mi pantalón de dormir para tirarme boca abajo en mi cama, estoy tan cansado, necesito dormir un poco. Mis ojos comenzaron a cerrarse de a poco, hasta que todo estuvo totalmente oscuro...

Una sensación dulce recorrió mi espalda, era algo así como una suave caricia... pero de labios. Me moví un poco para alejar el escalofrío que me atravesó. La caricia o beso, no estoy seguro, volvió a repetirse, pero esta vez más arriba. Seguro estoy soñando y solo debo seguir durmiendo. Comenzó a ser más repetitivo y más dulce que antes.
— Hueles a frutas... eres tan hermoso — escuché su voz.
Me senté rápidamente en la cama y me giré a verla. Seguro que yo estoy soñando y en cualquier momento voy a despertar para estar solo.
—¿Cómo entraste? — le pregunté mientras la miraba bien, para ver si era real.
Sonrió y levantó su mano mostrándome las llaves.
— Se las robé a Nina — me dijo. Sonreí bobamente.
— ¿Tú me estabas besando la espalda? — pregunté.
— Ajá — dijo asintiendo — Y hueles tan lindo...
— ¿Qué pasó con la cena de tu padre? — le dije intentando averiguar si era un sueño o no.
— Te mentí — dijo mordiendo sus labios — Quería darte una sorpresa... parece que funcionó ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes esa cara?
— Porque creo que estoy soñando – dije.
— No, no estás soñando, Matteo — dijo divertida y levantó su mano para acariciar mi mejilla.
Cerré los ojos ante el contacto de su piel.
— Ven aquí — dije y la tomé de la nuca para acercarla a mis labios.
Su boca se movió sobre la mía de manera apasionada, mientras colocaba sus brazos alrededor de mi cuello y se acercaba más a mí. La tomé de la cintura y la subí sobre mí. Su ropa comenzó a estorbarme cuando sentí la terrible necesidad de sentir su piel contra la mía. Nuestras lenguas se mezclaron y ella gimió levemente enterrando sus manos en mis rulos. Subí una de mis manos hasta los primeros botones de su blusa.
— No, no, no, hoy no. — dijo agitada alejándose de mi boca.
— Sí, por Dios — musité y volví a besarla.
— No, Matteo, no vamos a hacer eso en donde yo comienzo arriba y termino abajo, mañana tengo que ir a lo de mi madre. Además de que Rose viene por la mañana y qué... qué espanto que nos vea — dijo cuando se volvió a alejar.
— Tu prudencia solo me excita más, amor — le dije con una leve sonrisa.
Sus ojos se abrieron bien y me miró como si acabara de decir algo que no entendió.
— ¿Cómo dijiste? — preguntó.
Sonreí y la acerqué un poco más a mí, rozando sus labios.
— Que te niegues solo hace que te desee mucho más — susurré.
— No, lo otro — musitó. Sonreí para mi mismo... ella quería escucharlo de nuevo.
— ¿Qué cosa, Lunita? — pregunté haciéndome el tonto.
— Me dijiste 'amor' — dijo con un brillo especial en los ojos.
— ¿Yo? No, yo nunca dije eso...
El brillo que adquirieron sus ojos se desvaneció como el humo en el aire. Miró hacia otro lado y se bajó de mí lentamente.
— Bueno... escuché mal — dijo sin mirarme.
— Sí, tal vez sí — dije asintiendo.
Las ganas de echarme a reír me invadieron, pero me contuve. Luna se puso de puso de pie y la miré, esperando que me mirara.
— Voy a buscar algo de comer — sentenció con tono frío.
Antes de que pudiera caminar la tomé de la mano y la jalé hacia mí, para luego girar y que quedara debajo de mí.
— Sí, te dije amor... dije que tu prudencia me excita más, amor. Mucho más — dije sin dejar de mirarla fijo a los ojos.  

Peligrosa Obsesión |adaptación| [lutteo] En edición.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora