Parte 6/6. Versión Rin (lemon)

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      -¿Puedo pasar? –pregunta Len al fin.

-Adelante.

Estoy sentada sobre mi cama con el camisón ya puesto. Len entra en la habitación y cierra la puerta tras él. Sus ojos me recorren brevemente de arriba abajo antes de acercarse a mí.

-Buenas noches –me dice. Y me da un beso en la frente.

Yo le agarro del chaleco cuando se da la vuelta.

-Len, quédate –le pido. Ayer quise que se quedase conmigo pero hoy lo deseo más que ayer. Y mañana más que hoy y cada día lo ansiaré un poco más.

Len se da media vuelta, se arrodilla ante mí y me besa el dorso de la mano que me sostiene. No me hace falta mirarme a un espejo para saber que me he ruborizado.

Sin mediar palabra camina hacia la puerta. Cuando su mano está a punto de alcanzar el picaporte, yo salgo corriendo y me abrazo a su cintura.

-¡Len, no te vayas! –le suplico.

Len se da media vuelta y me envuelve entre sus brazos. Tengo la puerta muy cerca así que, esperando que Len no se percate, echo el pestillo.

-¿Por qué tanto empeño en que me quede, Rin?

No sé qué responder. No sé cuál es la respuesta. O quizá simplemente no quiero confesárselo a Len.

-Me da miedo dormir sola –me invento.

-Si no me dices la verdad tendré que marcharme.

-¡Es la verdad! –Sin poder controlarme, golpeo varias veces el pecho de Len con los puños-. No quiero que me dejes sola.

Len se separa de mí, me agarra de los brazos y empieza a caminar rápidamente hacia mi cama, arrastrándome con él. ¡¿Qué va a hacer?! ¿Acaso quiere hacerme algo pervertido?

Len me tumba sobre el lecho y... ¿me arropa? Se sacude las manos y acerca una de ellas a la lamparita de la mesita, que está encendida.

-¡No! –Le detengo mientras salgo de debajo de las sábanas-. No apagues la luz todavía. Me da miedo quedarme a oscuras.

-Está bien. Pues cuando te sientas preparada apágala tú. –Y se pone en pie.

No puedo dejar que se vaya. Tengo que impedirlo a toda costa, así que le agarro con fuerza del chaleco, lo tumbo sobre mi cama y me pongo a horcajadas sobre él.

-Rin, ¿qué estás haciendo? –me pregunta sorprendido.

-¡No puedes irte! Te he dicho que me da miedo.

Len me sonríe cariñosamente y me pone una mano en la mejilla.

-¿Ahora resulta que te da miedo la oscuridad y quedarte sola? Esta no es mi princesita.

Rin X Len - AdolescenceWhere stories live. Discover now