s i e t e

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Bailes, solos, y besos

🍨Dedicado a OhAireni 🍨

Decir el ensayo fue agotador era un mero eufemismo, porque realmente aquello había sido una especie de semana militar. Irene ya lo sabía, Seulgi era algo así como la tipa de Dance Mom, Abby, pero peor, nada más en una hora le había dicho a Yeri «Querida, si quieres te sientas y cantas así, de todas maneras ni te estás moviendo» como diez veces, se había metido entre? ceja y ceja que tenía que ganar e Irene la respaldaba, claro que sí, no se podía permitir perder y ser la burla de Oh Sehun y pagar la cena, capaz que el tipo se la llevaba al restaurante más caro de la ciudad sólo para que al final terminara limpiando platos.

No.

Irene lo sabía porque la misma Taeyeon se lo decía, su madre se lo confirmaba, y su papá eructó frente al televisor pero eso no viene al caso, el punto es que tenía conocimiento de sus habilidades, de que podía moverse con soltura y destreza, su rap había mejorado y pronto todas pasarían por la peluquería para darle un look más pasteloso a sus cabellos. No había forma de que Red Velvet perdiera en la división para la que estaba compitiendo, «Sing & Dance», Wendy además, estaba participando en la división "Solista" siendo apoyada por Seulgi porque «Mi mujer necesita representante» lo más curioso de todo era que, Seulgi se comportaba como una sargento con todas menos con Wendy.

Durante una semana, el grupo de cinco chicas se estuvo preparando arduamente para rendir al ciento por uno en la Semana del Talento, era un reto para Irene tener que atender a los estudios durante la mañana, dedicarle dos horas de ensayo a Dumb Dumb y luego correr a su trabajo en la chuchería de Joonmyun, en donde además tenía que lidiar con la siempre fastidiosa presencia de Oh Sehun con su extraño seseo, y sus pedidos que se habían extendido a algo más allá de «Quiero un algodón de athucar».

De hecho, ahora mismo Irene se encontraba lidiando con una anciana que a fuerzas quería que su helado recién salido del refrigerador no hiciera que sus dientes postizos se aflojaran, y al mismo tiempo trataba de no sacarle un ojo a Sehun con la cuchara para servir.

-Sehun, hazme el favor y cállate -espetó ceñuda, mas Sehun se apoyó de la barra y lamió su cuchara.

Esta vez tenía un simple helado de «Theretha» con yogurt y leche condensada, de hecho, Sehun era de los clientes que más exóticos se ponía a la hora de ordenar; aún con sus burlas porque «El que sabe trabajar, lo hace como sea» Irene no dejó de sentirse sólo poco especial por la atención que Sehun le estaba dando, a pesar de que la mayoría de palabras eran bromas y comentarios maliciosos, sentía que todo su foco estaba sobre ella. Nada más en la media hora que llevaba comiéndose el mismo helado suavemente, había ignorado bestialmente a un montón de chicas que quisieron sacarle la charla.

Irene sonrió, se sentía exclusiva.

A decir verdad Irene no sabría decir con exactitud qué tipo de relación tenía con Sehun; ellos no tenían algo románticamente estipulado, tampoco eran amigos, pero a escondidas, detrás de los muros, incluso en los intransitados pasillos de la universidad ellos compartían un poquito de algo, besos mullidos, suaves caricias miradas que decían todo y a la vez nada. No lo conversaban, nunca era tema de conversación, una vez que iniciaba, la única forma de parar era cuando un celular sonaba, o cuando alguno tenía que irse, e incluso así, lo hacían con una escueta despida y cada quien tomaba su rumbo.

Había algo, pero Irene no se atrevía a poner títulos, no hasta estar complemente segura.

-Si me callo, entonces, ¿quién te hará sonreír así? -le dijo, con la mejilla izquierda desparramada en su mano, dejando caer una sonrisa suave y sin tanto dientes.

Quiero un Algodón de Athucar → HunReneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora