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Manila, Nueva York

Domingo, 5 de marzo de 2006

Mis vacaciones - por fin - estaban a punto de terminar; al menos las que implicaban ser profesora universitaria. Lamentablemente, me animé a último momento en dictar clases este semestre por lo que me dieron las asignaturas de Finanzas 1 y 2. Detesto enseñar a alumnos de primer año con esas sonrisas entusiastas de que la universidad es un mundo de fiestas y diversión - como mienten sin descaro las películas americanas – en vez de dedicarse a estudiar.

Poseo un carácter de los mil demonios y no estoy dispuesta a soportar ninguna tontería de esos niñatos. Vaya meses que me esperan... revisar exámenes con cada estupidez que se les puede ocurrir por no haber revisado sus apuntes al menos una semana antes. Bueno, les haré la vida imposible como siempre lo disfruto con mis estudiantes, pero esta vez sí creo que se lo merecerán.

- ¿Te gusta? – Unos coquetos ojos verdes se fijan inquisitivos sobre los míos.

Pestañeo con rapidez y mis pensamientos sobre el día de mañana se esfuman al instante.

¡Casi había olvidado que estoy jugando con ella!

Afirmo con la cabeza, cierro los ojos y finjo una convincente combinación de espasmos y gemidos, mientras que sus dedos juguetean con mi zona erógena.

Estoy así de "ausente" no porque no me guste estar con mi amiga, sino que estoy demasiado desconectada como para dejarme llevar por la situación. Soy buena en fingir estados de ánimo, así que dibujo una perfecta sonrisa de satisfacción y ella me la devuelve. Al menos una de las dos se divierte de verdad.

Quizás no debí aceptar su invitación para jugar un rato en Manila, sin embargo, pensé que por ser el último día de vacaciones podría pasarla bien por un rato. Gran error. Repasar la clase que dictaré mañana hubiese sido una cita en solitario más agradable.

Unos minutos más tarde, ya estamos vistiéndonos y retocando nuestro maquillaje frente al espejo.

- Extrañaré nuestras saliditas del último año y también la de estos meses, Ari. – Dice cerrando el brillo labial y comiéndome con la mirada.

- Comparto tu idea. Pero ya nos veremos antes de lo que esperas. – Sonrío al tomar mi cartera y salir hacia el pasillo al igual que ella.

- Pide en la empresa que te transfieran a Milán. Nos las pasaríamos más que bien. – Exclama sensualmente.

- Beth, sabes que tengo otras responsabilidades aquí. Pero si llego a viajar por Italia te visitaré. Es una promesa.

- ¡Me vuelves loca Ari! – Farfulla y me besa en los labios con fuerza.

En fin, Beth me atrae sexualmente y de vez en cuando su compañía me resulta amena para salir a cenar o pasear un rato por los centros comerciales, además de lo muy guapa que es. Tanto que acababa de firmar un contrato por tres años con una firma italiana de modelaje.

Lo negativo es que por momentos he sentido que me he vuelto una especie de "obsesión" para ella. Hasta tomó la iniciativa de llamarme "Ari". Esa extraña chispa en sus ojos... Pasar un largo tiempo alejadas nos haría muy bien y, quizás, hasta me olvide.

Fuera de juegoWhere stories live. Discover now