Capítulo 10

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Al escuchar las palabras de Charles, Dina parpadeó e inhaló profundamente para recuperar el oxígeno que había perdido

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Al escuchar las palabras de Charles, Dina parpadeó e inhaló profundamente para recuperar el oxígeno que había perdido. Parpadeó alejando las lágrimas que le nublaban la vista y una sonrisa se formó lentamente en su rostro. Con una alegría renovada se lanzó hacía él y lo abrazó.

—¿Entonces porqué eres tan malo conmigo? —Preguntó hablándole al oído sin soltarlo y le gustó que él también le devolviera el abrazo con la misma intensidad aunque solo fuera por un momento—. Yo también te quiero, te quiero mucho y me lastiman todas las cosas horribles que me has dicho.

—La gente nos mira, Geraldine —murmuró Charles soltándola—. Les estamos dando un espectáculo.

Con reticencia, Dina lo soltó despacio pero sus manos quedaron apoyadas en los brazos de él. —Eso no importa, Charles. Déjalos que miren, siempre tienen algo para decir.

—Mira, yo...

No lo dejó continuar, antes de que pudiera decir algo más, le tomó una mano y lo giró hacia la barra que tenía detrás. —¡Esto es tan maravilloso que tenemos que festejar! Vamos a beber un trago en nuestro honor, Charles.

—¿No crees que ya es suficiente? —Él, que estaba mucho más sobrio y lúcido veía que si seguía tomando alcohol, Dina terminaría en un estado tan deplorable como la mayoría de las chicas que se encontraban allí. Un estado en el que los mismos jóvenes buscaban llevarlas para poder aprovecharse de ellas luego.

Él había sido parte del equipo de Polo de la universidad por varios años al igual que su hermano Frankie, y a pesar de que nunca había estado de acuerdo con la táctica que utilizaban muchos de ellos en las fiestas, conocía todos sus secretos. Recién el año anterior lo había abandonado para centrarse en cosas más importantes, pero de vez en cuando, para distraerse, solía pasar por las fiestas que organizaban y se encontraba con unos pocos compañeros de los que todavía era amigo.

Así era como había llegado a la fiesta esa noche. La última persona con la que había esperado encontrarse era a ella. Pero no le sorprendía que hubiese conseguido permiso para asistir, Geraldine sabía cómo obtener lo que quería.

En cuanto la había visto bailando como una diosa en el medio de la pista, no había podido dejar de mirarla embobado. Por esa misma razón, había logrado captar al imbécil del capitán del equipo de Polo se acercarse a ella más de lo que era decente y le darle copas llenas de bebidas que Geraldine vaciaba en su garganta en cuestión de segundos.

Su intención no había sido que lo viera, pero estaba preparado para salir a rescatarla en cuanto observara que querían llevársela lejos de la pista. Las bebidas que le daban contenían algo más que solo alcohol, estaba seguro. No había visto el momento justo en el que las preparaban pero conocía al joven desde siempre y sabía cuáles eran sus intenciones con toda chica a la que se acercara.

Y a pesar de todo lo que Dina había hecho, de lo enojado que estaba con ella, nunca permitiría que nadie le hiciera daño. Lo que le había dicho era cierto. Nunca dejaría de quererla, el amor que sentía por ella había comenzado cuando todavía eran unos niños, y a pesar de ser siempre solo amigos, el cariño había crecido con el pasar del tiempo. Tanto, que en él se había transformado en amor. Se había enamorado locamente de su amiga y se le había roto el corazón al descubrir que ella se había enredado con su hermano, quién además, estaba casado con una mujer que era un ángel lleno de bondad.

Cocktail Real, entre besos y mentiras #Descontrol en la realeza 4Where stories live. Discover now