Capítulo 2: Cabaña

82 8 4
                                    

Abrí los ojos al percatarme de los movimientos bruscos a los cuáles estaba sometido el vehículo, inmediatamente le susurré a mi madre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Abrí los ojos al percatarme de los movimientos bruscos a los cuáles estaba sometido el vehículo, inmediatamente le susurré a mi madre.

- Mamá despierta, algo no va bien, despierta. - Entré en pánico, ya que mis susurros podrían haberse convertido en gritos si no se hubiera despertado.

- Amy no hagas ruido cariño, todo saldrá bien. - Intentó tranquilizarme.

Pasó entre los dos asientos delanteros y se sentó en el del conductor, cogí a Mia entre mis brazos y la abracé lo suficientemente fuerte como para calmarme. Mamá bajó el volumen de la música y en ese momento nos dimos cuenta de que les atraía el sonido, una horda de ellos rodeó nuestro vehículo cuando estábamos dormidas, podíamos oír aquellos gemidos los cuales ya nos eran familiares, podíamos sentir como arañaban los cristales y golpeaban la chapa de nuestro vehículo a la vez que balbuceaban con ese horrendo sonido a muerte.

Mi madre arrancó el vehículo para ponernos en marcha y dirigirnos hasta la autopista; tras arrancarlo prendió la luz y nos percatamos de que estábamos rodeadas por aquellos nauseabundos seres, ella después de poner la directa, pisó el acelerador a fondo y podíamos ver como el coche iba haciéndose camino entre la tremenda multitud, en dos o tres ocasiones el coche se quedaba sin tracción puesto que bajo sus ruedas se iban amontonando, sin saber como logramos localizar la autopista; mamá se incorporó de inmediato dirigiéndose hacia ella, el coche soltaba humo de su frontal, no sabíamos si iba a durar mucho por los daños causados al intentar huir, rezábamos en nuestro interior aunque no lo manifestásemos, las dos pensábamos y deseábamos encontrar algunos seres humanos en nuestra misma situación, para poder huir y así poder ser más fuertes.

Apenas habíamos llevado una milla y media el vehículo dijo "basta", nos encontrábamos en la autopista en medio de ningún sitio, rodeadas por dos franjas de bosque, una a cada lado de la carretera. Nos bajamos del coche y cogimos las mochilas y todo lo que había en él.

Comenzamos a caminar por la franja derecha, en el suelo habían muchas hojas de aquellos árboles de hoja caduca y alguna que otra raíz de estos mismos. Después de unos veinte minutos llegamos a una pequeña zona en la que habían dos grandes rocas, eran bastante altas por lo que nos subimos en ellas para estar a salvo y beber un poco de agua.

- ¿Y ahora qué hacemos? El Hummer se ha quedado sin gasolina y estamos en medio de la nada. Aquí es imposible que haya civilización, no se oye ni el sonido de los pájaros, solamente estamos nosotras. - Mi madre, o mejor dicho Alisson, iba a responderme pero justo en ese momento Mia comenzó a gruñir y a ladrar.

Bajamos de las rocas y decidimos seguir el camino por el que nos guiaba Mia. No paraba de ladrar y de correr, cada vez nos adentrábamos más en la maleza del bosque, pensaba que esta vez no saldríamos de allí pero cuando mi moral estaba ya casi rozando el subsuelo llegamos a una pequeña colina, en ella la hierba era abundante y a lo lejos se podían ver las montañas. Mia, se detuvo y nos miró a ambas, hizo un gesto con las orejas y volvió a hacer lo de antes, volvimos a seguirla de nuevo entre los fresnos y luego de tenernos durante un rato dando vueltas sin sentido (o al menos para mí no lo tenía), se paró mirando a una dirección. Parece ser que este bichejo nos había hecho andar en círculos durante todo este rato, haciéndonos volver a la colina.

- Gracias Mia, te quiero, eres todo un amor, la próxima vez te dejaré encerrada en la próxima casa en la que nos hospedemos. - Aclaré con ironía mirando el paisaje.

- Amy no te pases, creo que sé porqué ha hecho esto.

- Yo también sé porqué, nos quiere matar de agotamiento. - Miré mal a Mia la cuál me miraba jadeando.

- No, mira. - Se puso a mi lado y señaló al centro de aquel pequeño campo que había al finalizar la colina. - ¿Ves esos árboles?

Era cierto que en medio de aquel inmenso prado habían unos árboles frutales haciendo una especie de circulo.

- Sí, los veo. ¿Pero y por qué nos querría llevar hasta ahí?

- Puede que entre esos árboles haya una cabaña o algo por el estilo, son árboles frutales. - Fijó la vista y dijo. - Manzanos, si no me equivoco.

Empezamos a bajar la cuesta de la colina, Mia iba delante y lo que no me sorprendió es que tropezara con sus pequeñas patitas y saliera rodando por la falda de la colina. Era el animal más torpe que había visto en toda mi vida.

- ¡Mia eso te pasa por torturarnos de esta forma! - Grité para luego reírme a más no poder al ver a aquella pequeña vola bajando torpemente.

Alison fue corriendo intentando parar a la pequeña, pero esto hizo que ella casi se caiga también por lo que decidió llegar corriendo al final de la bajada y revisar a Mia, aunque yo diría que se encontraba bien, sin ningún rasguño.

Cuando revisamos el estado del pequeño demonio de cuatro patas, seguimos caminando hasta llegar a los árboles, donde pudimos ver como unas manzanas rojas colgaban de estos.

- Te lo dije. - Al escuchar esas palabras provenir de la boca de mi madre, me situé a su lado mirándo entre el mar de manzanas. - Hay una cabaña y un garaje, no hagas ruido.

Cogí a Mia y la metí en la mochila para que no nos delatara ante la presencia de algún ser, cogí mi ballesta y la empuñé mirando por la mirilla, quizás así lograra ver si a lo lejos venía algún depredador. Al estar delante de la cabaña, mamá miró en todas las direcciones, percatándose de que aquel lugar era demasiado idílico como para ser real.

- Amy, tenemos que revisar la cabaña, no te separes de mí. - Asentí ante su proposición.

Alison, abrió la puerta de la cabaña. Todo dentro de ella estaba intacto, no había desorden, los cajones estaban cerrados, los armarios llenos de ropa, la nevera con poca comida y lo más impresionante de todo es que allí había agua fresca, recuerdo que la última vez que la había probado había sido en la que pensé que sería mi última mañana.

THE WALKING DEAD | LA ERA DE LOS CAMINANTESWhere stories live. Discover now