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Porque Mark Lee lo que más detestaba en el mundo, era al charlatán y molesto compañero de banco que le habían asignado.

No podía estar más molesto, más indignado con la decisión de sus profesores.

Maldijo un millón de veces cuando escuchó al menor sentarse a su lado y voltear a verlo.

— Seremos compañeros de banco ¿No es genial, Hyung? — mordió su labio inferior con emoción el de cabello castaño.

Mark suspiró para no mandarlo al demonio.

— No, no lo es. — agachó su rostro y lo escondió entre sus brazos, intentando conciliar el sueño, pero fue en vano.

Segundos después miró de reojo que estaba haciendo el moreno y se dió cuenta que estaba escribiendo.

La clase ya había comenzado y Mark no tenía interés en escribir lo que había en la pizarra.

Más bien se dedicó a observar de reojo a quien se hallaba a su lado.

Lee Donghyuck.

Analizó cada parte del rostro del moreno, su cabello marrón ligeramente despeinado, sus mejillas, su nariz y sus ojos atentos en la clase, su concentración y sus pestañas, por último sus labios.

Se mantuvo más tiempo observando estos, de vez en cuando el menor los lamía como un tic, dejándolos un poco húmedos y más rojizos después de un tiempo.

— Tus labios se podrían lastimar si sigues haciendo eso. — susurró volviendo la mirada a su pupitre aburrido.

Donghyuck lo miró de reojo y le sonrió.

— ¿Es común que te dediques a mirar los labios de las demás personas o solo conmigo pasó eso? — Mark se sintió indignado y quiso levantarse a golpear el lindo y moreno rostro de Donghyuck.

Se abstuvo de hacerlo, en medio de la clase se ganaría un castigo, no quería en absoluto eso.

En serio lo ponía de los pelos.

El timbre del receso sonó anunciando que por fin podrían salir de las aulas, Mark vió como Donghyuck se levantaba de su asiento y acomodaba su uniforme.

Frunció el ceño al ver lo perfecto que lucía con él.

Porque odiaba que todo le quedara tan jodidamente perfecto a ese moreno idiota.

— ¿Vamos? — le preguntó con una leve sonrisa en los labios.

Mark fijó su vista en esta, se levantó de su asiento y rodeó a Donghyuck dejándolo sólo.

Ni en sus más locos sueños saldría al receso con él.

— Siempre te veo solo ¿Se siente cool ser un chico emo? — se colocó a su lado el menor y Mark apuró su paso.

— ¿Se siente cool ser un estúpido virus? — respondió con otra pregunta el rubio.

— Sí, gracias por preguntar.

Mark rodó sus ojos y subió rápido las escaleras que daban al segundo piso del colegio, en donde se encontraban los salones de años mayores.

Debía buscar a Taeil.

No era emo, tampoco estaba solo, pero sus amigos eran mayores que él y eso lo hacía ver solitario algunas veces cuando en clases no hablaba con nadie y con su mirada transmitía odio a todo el mundo.

Incluyendo a Lee Donghyuck.

— Taeil Hyung te anda buscando. — se escuchó la voz de uno de los alumnos extranjeros que formaban parte de su círculo de amistad.

Nakamoto Yuta.

— ¿Hacia dónde se fue? — preguntó un poco alterado.

Solía tener muy poca paciencia, y quería hablar con su mejor amigo, sobre lo horrible que estaba yendo su día. Pero justo ese día al mayor se le había dado por no hallarse disponible.

— Me dijo que iría a tu salón, debe estar ahí. — se encogió de hombros el de nacionalidad japonesa.

— Gracias.

Le dió la espalda y caminó casi corriendo mientras bajaba las escaleras para llegar a su salón de clases.

Al llegar a la puerta vió a su Hyung hablando con la peste de su compañero de clases y ahora, de banco.

Conocía a Taeil más que a nadie, y sabía cuándo el torpe y tímido chico hacía sus intentos por coquetear, lo estaba haciendo en ese momento.

Con Donghyuck.

De alguna manera un sentimiento de desaprobación se formó en su estómago, avisándole que no estaba de acuerdo con eso.

Taeil Hyung merecía a alguien mejor, sí, eso. Y Donghyuck no era para él.

Mark se acercó a ambos interrumpiendo brusca y para nada discretamente esa animada conversación entre ambos.

— Te estaba buscando. — habló seco, sin expresión en su rostro.

Taeil sonrió y Donghyuck igual.

— Estaba hablando con Donghyuck. — señaló con la mirada al menor y este seguía con la mirada fija en el rubio.

Lo cual a Mark le incomodó, ¿Por qué no alejaba su maldita mirada de él?

— ¿Se conocen? — preguntó por fin Mark.

Con el mismo sentimiento de desaprobación en su vientre sonrió sarcástico.

En serio le molestaba.

— Somos vecinos, nos conocemos hace años, sus padres y los míos son amigos — Taeil rodeó con sus brazos los hombros del moreno y este soltó una leve risa.

La cual hizo que eso que Mark sentía le doliera más.

Se maldijo internamente porque no era estúpido, sabía que eso eran celos.

Pero ¿Celos de quién?

Su mente era un lío y necesitaba a ese insecto lejos de él antes de que empeorara.

— Ah, cuantos detalles que no te pregunté. — Mark tomó del brazo a Taeil y lo alejó de él.

Donghyuck rodó sus ojos y sonrió antes de entrar al salón de clases.

El timbre acababa de sonar, todos debían volver adentro.

— ¿Qué haces con él? Creí haberte dejado en claro cuánto lo detesto. Esto es traición.

— Donghyuck me gusta. — soltó su hyung dejando al de rizos petrificado.

Porque ese sentimiento volvió a aparecer y sintió un nudo en su garganta.

Definitivamente todo era culpa de Lee Donghyuck.




estafitas.

lee donghyuck es... ➵ markhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora