Nadie me espera

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De la nada las agujas del reloj avanzaron sin yo darme cuenta, al ver a la ventanilla del bus el sol había bajado considerablemente, para mi sorpresa me había quedado dormida. Si si como leen! Yo que jamás logro dormirme al viajar había sucumbido ante Morfeo. Así como cuando se es niña y después de llorar por un buen rato nos quedábamos profundamente dormidas, no sé si les ha pasado alguna vez, yo lo recuerdo muy claro, mi niñez no fue un jardín florido, pero esa es otra historia.

Llegando a la terminal bajo lo más rápido posible para salir del lugar, atestado de gente que viene y que va, para así llegar a tomar el tren. Si leyeron bien aun no llegaba a casa y eran las nueve menos diez de la noche, y también por si dedujeron nadie m fue a recibir al llegar. Un poco triste pero acostumbrada. No siempre fue así, un año y medio atrás esta persona que acababa de destrozar mi corazón era quien incondicionalmente me esperaba cada vez que llagaba, con los brazos abiertos y los besos más dulces. Lo cual había pasado durante año y medio más o menos tiempo que duró nuestra relación. Tiempo pasado. Recuerdo y m estrangulan la garganta las lágrimas, aun como una idiota espero verlo al bajar.

-Ilusa!!!!

- Ingenua!!! Sí tuviera otro yo seguro no sufriría tanto.

Logro llegar a la estación del tren por suerte están abordando. Y el trayecto lleno de gente, peleando con un bolso que me mataba de pesado, al menos mantuvo mi mente ocupada y lo dejé de pensar. Abordo el tren busco lugar para sentarme; mi bolso y yo; y consigo al lado de una chica, de la cual me llamaron la atención sus sandalias. Reía para mis adentros era coloridas graciosas, definitivamente no las usaría, no señor. Saco mis auriculares y me dispongo a escuchar música, como para callar los demonios en mi cabeza, lo más alto posible, algo de buen rock. El viaje inicia las puertas del vagón se cierran.

Suspiro profundo, una hora más y al fin casa me digo.

Por alta que estaba la música sonando en mis oídos, él volvía a mi mente y me entristecía

"teniendo tantas razones para odiarte..."

Lo decía el hombre que una semana y días antes, había pasado la tarde haciéndome el amor en mi cama, no sé qué dolía más, también se sentía como traición.

Antes que las niñas molestas llegaran, o sea las molestas lágrimas; odio aceptar que me duela tanto yo no era así.

Amor bipolarWhere stories live. Discover now