Una medicina para ser feliz.

1K 115 27
                                    



Batió con fuerza la clara de huevo con la azúcar hasta formar una dulce crema, tarareaba una canción conocida de la radio, la cual era lo único que se escuchaba en toda la casa junto a su dificultoso movimiento al cocinar.

Trastabillo un poco a causa de las muletas y rio por su propia torpeza, casi hace caer la masa de su obra de arte y aquello no se lo perdonaría, non non, este era un regalo para sus tiernos brother's y planeaba compensar su egoísmo con el mejor postre que las papilas de sus hermanos saborearían en su vida.

Hirvió el chocolate, cortó las fresas, probo un poco y le puso algo de licor hasta que el sabor le convenció.

Sabía bien, siempre amo cocinar y creía que lo hacia excelent, pero esta vez realmente se había superado, pensó con una sonrisa orgullosa, para hacerlo con un brazo enyesado realmente era un genio.

Faltaba un paso más antes de meter la masa en el horno y empezar a decorar, realmente esperaba que el sabor no variara mucho. El frasco con aquel líquido azul brillaba casi mágicamente y Karamatsu pensó que era precisamente porque era magia, la solución a todos sus problemas...

No lo dudo mucho antes de echar el líquido en su totalidad vaciando el frasquito que perdió su color para ser echado a la basura. La mezcla no había variado de su color chocolatoso y estuvo tentado en probarlo pero desistió con la idea. Abrió el horno y trato de tomar con cuidado el bol con la masa sin soltar sus muletas fallando estrepitosamente al hacer caer las muletas, se mantuvo de pie casi mordiendo su lengua para no gritar del dolor que ocasionaba la presión en su pie.

-¿Necesitas ayuda?

-¡Mami!-se alegró ante la presencia de la mayor que lo vio dulcemente y algo afligida por su apariencia, deseo disculparse y prometerle que aquello no volvería a suceder, pero pensó que era algo innecesario.- Me encantaría.

La mayor se acercó, primero le paso sus muletas y después  tomo el recipiente colocándolo con cuidado en el caliente horno. La música seguía sonando suavemente con alguna canción de Ozaki que a su hijo tanto le gustaba.

-No deberías perdonar tan fácilmente a tus hermanos Karamatsu.-regaño una vez que se había levantado viendo como el menor colocaba algunas fresas junto a un poco de crema brindándole, siempre tan atento, la mayor acepto.

-Je. it's ok moomy, tal vez tengo algo de culpa por mimarlos demasiado.

-Pues sí, es principalmente tu culpa.-concordó la mayor devorando el postre improvisado.- Pero tus hermanos deben encontrar otra forma de ocultar su cariño.

-¿Eh?

-Que todos son ninis idiotas.

Karamatsu concordó y siguieron hablando de cualquier cosa hasta que la puerta se escuchó con el mismo escándalo que siempre provocaban los sextillizos cuando llegaban.

-¡Ah que frio está lloviendo a cantaros!-se escuchó la voz de Osomatsu seguido de unos cuantos murmullos.

-¡Los zapatos de Karamatsu-niisan! ¡Karamatsu-niisan!-festejo Jyuchimatsu.

-Dos semanas se van realmente rápido sin cierto idiota.-menciono Ichimatsu.

-¡Karamatsu-niisan! ¿Cuándo regresaste?-pregunto Totty asomándose en la puerta completamente seco a diferencia de Jyuchimatsu que se lanzó a sus brazos empapado.

-No hace mucho my little brother.-respondió notando como el menor solo asentía antes de ver su aspecto y formar una mueca de disgusto que usualmente le dedicaba.

Si decido desaparecerWhere stories live. Discover now