La locura es contagiosa

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-¿Mia, puedes pasarme la azúcar? -la voz de mi madre suena lejana como si estuviera en una cueva y el sonido solo fuera un eco invadiendo el silencio. Sentía que estaba flotando en la nada, sentada en una nube lleno de pensamientos.

Y sí estoy flotando en la nada las preguntas siempre vuelan por mi cabeza, sin dejarme un descanso. ¿En serio ella había vuelto? Ya había pasado varios años desde que se fue de la ciudad. Sinceramente, desde que se marchó las cosas cambiaron para bien. ¿Qué pasaría si la llegó a ver en persona? Capaz el pequeño mundo de mi cabeza explote en mil pedazos y quede paralizada ante la sorpresa. Y la última pregunta me carcome por dentro, excavando cada sentimiento guardado, cada recuerdo antiguo; explotando mi cabeza: ¿Qué hacía ella con Dylan? Pueda que sea una de las zorras de Dylan. Lo había estado pensando hace un buen rato (si eso significa las últimas tres horas) y no importa cuanto había estado analizando todo: no había otra respuesta.

-Tierra llamando a Mia -comenta mi madre con un rostro cansado. Se podía notar que en estos últimos días su trabajo la estaba agotando: las ojeras debajo de sus ojos eran muy visibles.

-Mia ha regresado -muevo la mano izquierda llamando su atención -¿Qué necesitabas?

Ella levanta una ceja. Oh como odio que hagan eso. Nunca me ha salido.Años de intentos para levantar una ceja y ningún resultado exitoso.

-¿Ha pasado algo en el mágico mundo de Mia? -pregunta con algo de sarcasmo. Eso era algo bueno. Después de todo mamá tenía energía para usar el sarcasmo y no andar chillando por todo.

Levanto los hombros, indiferente. Le dedico una sonrisa falsa, me levanto del asiento con cansancio y camino hacia ella. Esta situación pasaba casa mañana y se había convertido en una costumbre.

-Ya he desayunado. Me voy -Le doy un beso en la mejilla -. Nos vemos luego, cuidate.- Ella me devuelve el beso en un abrazo y me susurra Tu también cuidate. Asiento y doy media vuelta.

Cuando me alejo de la cocina y me acerco a la puerta de la entrada escucho unas ruidosas pisadas que bajan de la escalera. No miro quien es ya que es obvio la persona que baja como un rinoceronte. Abro la puerta y salgo al exterior, ajuste mi mochila y doy el primer paso para ir a la carcel; sin embargo, alguien grita detrás de mi.

-¡Oye, esperame!

De nuevo las preguntas invaden mi cabeza causando una gran inseguridad en mi interior.

-¿Has despertado algo amargada hoy? -lo observo de reojo caminar a mi lado -Ten, sé que te gusta.

Insegura observo su mano y en el segundo me derrito ante su gesto tan gentil. Era Dylan ofreciendome una barra de chocolate. Punto para él.

-Vale, has ganado con mi amargura -extiendo la mano, un pequeño roce de nuestros dedos me causa mil emociones. Mierda, tan solo era tomar el chocolate y nada más. 

Él eleva sus comisura dedicando una hermosa y calida sonrisa; no obstante, sus ojos demuestran tristeza como si él estuviera ocultando algo que lo pone triste o, capaz porque pronto se debe ir a otra parte del mundo. ¿Tan pronto se irá?

El resto del camino fue silencioso. Ambos caminabamos a la par pero nadie decia nada. A pesar de eso el ambiente no fue desagradable: fue un silencio agradable. Yo no tenía nada que decir, sus padres ya estaban consiguiendo las cajas para la mudanza y yo, sinceramente, solo me pasaba sola en la habitación o hablando con Elisa o con Victoria. Ellas ya estaban al tanto de que Clara volvió a la ciudad pero ninguna sabe si ha cambiado su actitud o sigue igual.

Una cuadra antes de llegar al colegio Dylan decidió ir a comprar un par de cosas en algún lugar así que yo solo seguí avanzando. ¿Por qué me siento tan vacía? Clara y su llegada a la ciudad, la mudanza de los Johnson y los examenes. Todo se amontona en alguna parte de mi cabeza y no me deja pensar. Con Clara estaba decidida a olvidar el pasado que teníamos ambas y con la mudanza de Dylan...solo le diría adiós, nada más. Los examenes son un tema menor; sin embargo siento que debo tomar otras decisiones.

-Oye Señora Cara de Amargada tengo jugosos chismes que esperan ser escuchados por ti -Victoria habla sin parar mientras masca un chicle. Hoy solo lleva su típico atuendo de jeans y suéter. Nada más -...Además dicen que Clara Butler volverá al colegio y que está super mega cambiada y que su banda de Seguidores del Mal aún existe. ¿Puedes creerlo? Porque yo no, pensé que era solo un rumor pero parece que es cierto. Ah y algo más, ¿todo bien? Pareces estar muerta.

Estoy perpleja ante las palabras de Toria. ¿En serio había vuelto al mismo colegio? Esto ya era un desastre monumental. Están esperando que enfrente a unas de mis pesadilla de mi infancia y luego confesarme al sexy y sensual Dylan Stewart, ¿es en serio? Creo que moriré de un ataque cardíaco.

Victoria solo sigue mirandome con un rostro confundido como si yo estuviera vomitando arcoiris en medio del pasillo. Ella siempre fue mi apoyo pero ahora necesitaba procesar todo. Mierda. Estaba sufriendo un ataque.

-Sé en lo que piensas.

-¿En qué estoy pensando?

Ella me sonríe de lado -En tu querido Dylan y de nuestra amada Clara. Yo te diré exactamente lo que debes hacer.

Levanto ambas cejas en asombro, no me lo creía lo que iba a hacer Victoria. Ella prácticamente se acercó a un chico que jamás vi en mi vida y comenzó su actuación.

-Bienvenida de nuevo Clara. Te comento que si robas a mi novio te voy a descuartizar en mil pesaditos para luego darle de comer a los perros de la calle. ¿Has entendido?

No podía aguantarlo. Estalle en carcajadas ruidosas y más de uno me ha quedado mirando fijamente. Y no hablemos del espectáculo de Victoria que llamó la atención de todos en el pesillo. Antes de que me acercará a ella para decirle que estaba loca, ella levanta su dedo indice y se aclara la garganta.

-Yo...yo no quiero que te vayas de la ciudad. He estado todo el jodido verano pensando en ti y no he pasado tiempo con mi mejor amigo. Así que te lo diré solo una vez: Te amo.

Nuevamente estallo en carcajadas de focas. La víctima de Toria solo quedo más confundido ante sus palabras, además de que el pobre quedó rojo de vergüenza por la confesión.

-Gracias, muchas gracias. Adiós -dijo mietras hacia reverencias a los alumnos que la miraban. Caminó hacia mi con paso apresurado.

Ella me sonrió. Sabía su mensaje. Me estaba preguntando cual es mi decisión por mis preguntas. Me tomó solo diez segundos para saber la respuesta, era clara y muy obvia.

-Voy a perdonar a Clara pero no pienses que me voy a confesar, eso solo es declarar la derrota.

Fin de capítulo.

¡Aquí comenzamos el arco final!

Me siento muy nostálgica con tema de terminar este libro pero todo lo que comienza debe terminar ¿no?

Lamento por tardar: Estaba de vacaciones con mi familia.

Pronto subiré el próximo capítulo así que estén atentos. No olviden de apoyar la historia 🌟 con su voto y de comentar que creen que pasará.

Nos vemos, adiós 😘.


Conviviendo con mi pesadillaWhere stories live. Discover now