Capítulo 3

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Capítulo 3

"Sorpresas y más sorpresas."

Joaquín dormía y soñaba, soñaba que unos policías lo perseguían disparándole algodón de azúcar, mientras el corría vestido únicamente con una mochila.

En eso estaba cuando de repente algo pasó.

Pues inesperadamente todo lo que estaba en frente suyo se empezó a quebrar y desmoronar como un cristal roto, el niño se detuvo en seco.

-¿Pero qué mierda...? – se preguntó mirando a todos lados mientras veía las cosas fragmentarse y deshacerse alrededor suyo hasta donde alcanzaba la vista en el horizonte, siendo reemplazadas por oscuridad, entonces, de improviso un desgarrador grito sonó a espaldas de Joaquín quien al darse vuelta vio a los policías ser fragmentados también, para luego simplemente desaparecer.

El piso también se deshacía, de forma lenta pero sin detenerse, acercándose al niño, que presa del pánico, corrió al único lugar que no se había roto todavía: Un pequeño y abandonado edificio color gris, el cual segundos antes no estaba ahí.

Entonces otra cosa ocurrió: las personas aparecieron.

Gente salida de la nada corría hacia el edificio entrando como podían, rompiendo ventanas, por la puerta principal o por agujeros en las paredes, otros sin tanta suerte se deshacían con un grito antes de llegar.

Joaquín imitándolos, trató de entrar también, sin percatarse de que algo sucedía a sus espaldas.

Una vez dentro, buscó una forma de subir, siguiendo a la masa de gente.

Las personas, se fueron separando en pequeños grupos pues el edificio era colosal por dentro, y durante unos minutos no pasó absolutamente nada, pero después de escuchar el ruido que hace un animal, un rugido mejor dicho, otra masa de gente, mayor incluso a la del principio, llegó corriendo desesperada, huyendo del pasillo, el cual se fracturaba lentamente, y un Devorador, quien se encargaba de acelerar el proceso, el que al tocar con sus asquerosas y chorreante garras, las cosas se fragmentaban desde donde tocaba.

Joaquín también empezó a correr, esperando alejarse de eso, subiendo escaleras, girando a la derecha en un pasillo, luego a la izquierda en otro y de esta manera se separó de tanta gente que súbitamente se quedó solo.

-¿hola? – preguntó al aire, recibiendo su eco como respuesta. Con un suspiro, reanudó su camino, esperando salir pronto de ahí.

Pero como la suerte no estaba de su parte, un rugido lo hizo paralizarse de miedo y rabia.

Girándose lentamente, se encontró con una de esas cosas, las que le provocaban un irracional miedo y rabia a la vez, un Devorador. La bestia extrañamente no se había percatado de la presencia del niño y se limitaba a arañar las paredes con desgana, encerrándose solo en oscuridad. Al final, Joaquín decidió ignorarlo y seguir su camino, pero un descuido, lo hizo tropezarse cayendo de cara al suelo haciendo un escándalo tremendo, llamando obviamente la atención de la bestia, quien saltó sobre la oscuridad, dispuesta a atrapar a lo que sea fuera el origen del ruido. Joaquín dándose cuenta de esto, hizo lo primero que se le ocurrió, salir corriendo, con el Devorador persiguiéndolo.

Durante la persecución, el niño dobló por tantos pasillos que perdió la cuenta (también se encontró a unas personas andando en moto pero eso no importa), sin embargo, al doblar por otro pasillo más se encontró con otro devorador, el cual también fue por él al escuchar sus pasos.

Ambos Devoradores sacaron garras, listas para atacarlo, Joaquín en un inútil intento, trató de pasar por el lado, pero un golpe de dio en el pecho, y él también se empezó a deshacer, viendo horrorizado, como su cuerpo era fragmentado sin dolor lentamente. Entonces despertó.

la vida ¿o muerte? de un magoWhere stories live. Discover now