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Hoy fui al cementerio. Si no voy regularmente, tu tumba quedará muy descuidada. Usualmente es un lugar muy silencioso, tranquilo, casi solitario. Y digo casi, porque ocasionalmente hay personas por los alrededores. Son personas adultas, con una vida que ya han pasado y seres queridos que se quedaron atrás. No es usual ver a chicos de mi edad en un cementerio. Por alguna razón, le rehusamos a la muerte cuando somos jóvenes, como si fuera un mal sueño del que te pudieras alejar sólo con ignorarlo. Ojalá fuera tan simple como eso.

Estaba pensando en eso cuando a la distancia observé un extraño en tu tumba. Mi primera reacción de sorpresa dio paso a una gran curiosidad. ¿Quién podría visitar tu tumba, Daniel? Los padres de Max no viven en Londres, y que yo sepa no tienes más familia...

-Ehm, hola. ¿Quién es usted? -le pregunté a aquel desconocido.

- Oh, hola señorita -dijo el hombre, saliendo de su absorción-. Mi nombre es Alan, y estoy visitando la tumba de mi sobrino, Daniel.

Y esas últimas palabras me aturdieron por completo. ¿Él, él es el tío de Daniel? Pero, ¿Cómo es posible? Él nunca mencionó que sus padres tuvieran hermanos, o primos, o nada parecido. ¿Y por qué estaba aquí? ¿Por qué tardó tanto para ver a su sobrino muerto? todas estas preguntas daban vueltas por mi cabeza, empezaba a perder el equilibrio.

-Oye, ¿Estás bien?- escuchaba que me decía el tío de Daniel. No pude contestar, perdí el conocimiento.

Después de eso, tuve un sueño. En él estaba Daniel, adentrándose en el bosque. Gritaba, y gritaba con todas mis fuerzas, pero él no me escuchaba. Decidí correr tras él, pero no lo alcanzaba; a cada paso mío él se distanciaba diez más. Hasta que lo perdí de vista. Caí de rodillas al suelo del bosque, y lloré, lloré como nunca había llorado. Quería gritar, pero no salían más que murmullos de mi garganta. La nieve empezó a cubrirme, y por más que quería impedirlo, me cubrió por completo. Y luego una voz me despertó.

Cuando abrí los ojos, seguía en el cementerio. Era más de medio día. El día era nublado, y la luz del Sol de difuminaba de color blanco. Mi cabeza estaba recostada en una improvisada almohada, y a lado mío estaba el tío de Daniel.

-Al fin despiertas, ¿Qué alivio?

- ¿Q... qué pasó?

- Te desmayaste -respondió mientras intentaba incorporarme, pero evitó que lo hiciera-. Has estado inconsciente por media hora. Deberías descansar un poco más. Uno de los encargados del cementerio fue a buscar servicio médico, lo mejor será esperar.

No tuve nada que objetar. Aún no me sentía bien, pero necesitaba respuestas. Y por suerte, Alan estaba abierto al diálogo. Me contó de su vida. Del abuelo problemático de Daniel, y cómo él y su madre huyeron de casa a la primera oportunidad. El tío de Daniel se dedicó al comercio; viajó por varios países, y logró conseguir una pequeña fortuna. Cuando regresó a casa, lo primero que hizo fue buscar a su hermana. Se llevó la desagradable sorpresa de que ella y su familia había muerto en un accidente de auto. Pero su sobrino seguía vivo. La familia más cercana que le quedaba era Daniel, y no quería perderla. Desgraciadamente, llegó muy tarde. Daniel había muerto para cuando pudo encontrarlo en Londres. Y esa es la razón por la que estuviera aquí.

- ¿Y qué era Daniel de ti, Sophie? - me pregunta después de terminar su historia.

- Yo... era su novia -respondo dubitativa.

Una leve sorpresa se aprecia en Alan. Creo que se imaginaba que era amiga de Daniel, no su novia.
-Así que sabes por qué murió, ¿Verdad?

Se me hizo un nudo en la garganta. Los recuerdos volvieron a mi mente, tan crudos y crueles como la primera vez. Sin poder evitarlo, caí en llanto.

-F-Fue mi culpa, ¿Sabe? Fue por mi que Daniel se adentró al bosque. Él se comportó como un idiota, y yo ya no quise soportarlo. Él sólo quería arreglar lo que hizo mal, y yo lo destrocé, acabé con lo poco que quedaba de él. Y murió, murió por mi culpa. Murió porque fui egoísta para ayudarlo, y y-yo, yo me siento tan mal por eso. Y no sé si algún día y-yo podré...

No pude decir más. Alan me abrazó, y mi llanto se hizo más fuerte. Necesitaba sacarlo todo, desahogarme finalmente. Desde hace mucho tiempo que necesitaba un abrazo.

Cuando estuve más tranquila, el tío de Daniel habló.

-No te conozco lo suficiente Sophie, pero puedo deducir que eres una niña de bien. Y digo niña porque eso eres. Apenas debes de tener diecisiete años.

-Dieciocho -le corregí.
-Correcto, dieciocho -secundó Alan-. Cuando yo tenía tu edad, escapé de casa. Huí de ese lugar para evitar ser lastimado. No te digo que haya sido lo mejor, pero en su momento no vi otra alternativa. Durante un tiempo estuve bien, pero después vino el remordimiento. Extrañaba a mi hermana, porque era la mejor persona que haya conocido. Y también a mi padre, porque en el fondo no era malo. Pude haber hecho mucho más por ambos, pero fue tarde. Mi familia ya no está, y me arrepiento por todo lo que pude haber hecho. Tú no tienes por qué lamentarte. Hiciste todo lo que pudiste hacer y más. Ayudaste a Daniel de una forma que nadie más lo hubiera hecho. Fue la decisión de Daniel el no aceptar esa ayuda.

-Pero él murió...

-Sí, él murió. Murió porque el dolor pudo más que él; porque su mundo entero se vino abajo de un momento a otro, y porque por más que quisieran, no podías ser su único apoyo Sophie. Daniel murió de un corazón roto, y estaba roto mucho antes de que tú hicieras algo.

Asimilé en silencio todo lo que me decía. Desvié la mirada a la fría lápida en el suelo.

-A veces lo extraño -dije-. No, no a veces, todo el tiempo. A cada momento, a cada instante, lo recuerdo.

-Es normal extrañar -respondió Alan-. La ausencia te golpeará con fuerza. Sentirás el vacío que dejó, y te lamentarás. Pero sobrevivirás. Seguirás viviendo, aprendiendo a dar el siguiente paso de nuevo. Su ausencia te seguirá doliendo, pero cada día dolerá menos. Nadie llenará ese vacío, pero ya no te sentirás agobiada. Y cuando menos lo esperes, estarás viviendo de nuevo. Daniel se fue Sophie, pero tú estás viva. Honra su memoria, y sal adelante, sal adelante por él.

Después de tu muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora