Capítulo 1

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El mejor amigo de Nayeon nunca fue un perro, sino su inmensa curiosidad que la acompañaba en cada paso que daba junto a tanta seguridad en sus palabras u acciones. En ese momento debía relajarse, como también preguntar y responder cada una de sus dudas. Pero el tema que estaban a punto de tocar, poco sabía de él, le abría el apetito curioso.

-¿Por qué debemos conservar la virginidad hasta el matrimonio en nuestra familia? -preguntó curiosa, con voz aguda mientras contemplaba y se deleitaba con el fabuloso aroma de las flores.

-En la familia es tradición, es algo muy preciado. Tal vez ahora no comprendas, pues solo tienes doce años -hizo una corta pausa, para tomar una flor de uno de los jarrones cercanos-, cuida de tu virginidad, cuida de esta flor. Debes ser pura para tu verdadero amor.

-¿Cómo se pierde la virginidad?

-Cuando dos seres se aman, no hay cosa que los detenga. De su corazón sale ese instinto, y se entregan como dos almas gemelas... -sonrió a Nayeon de una manera que calmó a esta, era suficiente por aquel día y su cuerpo pedía descanso.

-Abuelita... ¿Contigo perderé la virginidad?

-No, cielo. -acarició el rostro de la menor, dejaba besos en su frente y le entregaba todo el cariño de una abuela a su nieta-. Comprenderás quien es para ti con el pasar de los años.

8 años después:

Las vacaciones se habían terminado y era momento de abrir las puertas a la universidad. Todo era muy movido en la casa Im.

-Cuidado, va pasando nuestra bebé universitaria. -bromeaba entre risas, haciendo el camino libre para Nayeon.

-Ya no soy una bebé, y creo que lo estoy notando. -habló, aunque Nayeon siempre había sido una bebé para todos.

Nayeon the virgin; MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora