Capítulo 15

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El día no podría estar mejor, amo despertar y encontrarme con un cielo despejado y el canto de pájaros anunciando el comienzo de un nuevo día. A esto hay que sumarle que hoy no trabajo. He estado pensando en como aprovecharlo, y al final he optado por limpiar nuestro cuarto. Sé que suena algo aburrido pero considero que es sumamente necesario hacerlo; nuestra habitación parece un chiquero, el ropero está que explota de la cantidad de ropa que contiene ni mencionar la cantidad de basura acumulada en el piso. Megan puede ser tan buena persona como desordenada. Le he reiterado en varias ocasiones que trate de ser más ordenada, que no deje los envoltorios de lo que come escondidos debajo de la cama así como también todos los dibujos que desecha, pero es evidente que sólo finge escuchar.

Luego de lograr mi cometido, me dispongo a decorar la pared ya que era algo que había postergado desde mi llegada al campamento. Estoy de espaldas pegando estrellas que brillan con la oscuridad cuando escucho la voz de Megan.

-Deben estar en el cajón de la mesa de luz ¿por qué no te fijas mientras voy al baño?

-bien, no hay problema.

Escuchar la voz de Caleb hace que me sobresalté y sin darme cuenta he perdido el control y he acabado en el suelo.

-¿Te encuentras bien? -pregunta Caleb ofreciendome su mano para que me levante.

-Sí, sólo fue un desliz -digo avergonzada y me levanto de inmediato.

-Como digas.

Continuo pegando las estrellas y él comienza a rebuscar en el cajón lo que parecen ser listas de asistencia. De repente, sentimos el ruido de una puerta al cerrarse. Lo primero que pasa por mi mente es:

Megan

Ella es la única persona que conozco capaz de hacer algo como esto. ¡Genial, estamos encerrados!

- ¿Qué rayos sucede? -Caleb se escucha confundido.

-Megan, se que eres tú. Abre la puerta.

-No, no la pienso abrir hasta que ustedes dos resuelvan sus problemas.

-Si no me quieres ver enojado abre ya.

-Ay estoy temblando del miedo ¿Qué hara Caleb conmigo? ¿Me golpeará? Ni se molesten en amenazar o rogar porque pierden su tiempo, vuelvo dentro de una hora.

-¿Qué?, ¿acaso te volviste loca? Estoy en horario de trabajo.-exclama Caleb golpeando la puerta.

-Nos vemos, no se preocupen, no es necesario que me lo agradezcan ahora.

La voz de Megan deja de escuharse y el silencio reina en la habitación por unos minutos. Ninguno de los dos se atreve a dar inicio a una conversacion. Hasta que la curiosidad lo invade, y por fin él se anima a hablar.

-¿Éstas son las flores que te regalé? -pregunta Caleb tocando las margaritas.

¡Qué tonta! No me acordaba que las flores estaban en la habitación. ¿Ahora que se supone que diga? Es en estos momentos cuando deseo tener el poder de ser invisible o por lo menos que Harry me regale su capa de invisibilidad. Sigue soñando Emily.

-Sí, Megan las encontró y entonces le dije que me las diera porque mirandolas bien no eran tan feas y hubiese sido una lástima que se marchitaran. Sólo por eso. -respondo lo más rápido posible y fingo acomodar las frazadas de la cama.

-Sí, claro. No creo que las conserves por el simple hecho de que fui yo quien te las obsequió, ¿o me equivoco?

-Caleb necesito decirte algo, aunque a decir verdad me resulta muy difícil.

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