CAPÍTULO 2: AMENAZA

267 11 0
                                    

Millares de estrellas se ciernen en la oscuridad del cielo nocturno, y nosotros vagamos sin rumbo fijo, sin descanso.

Estoy preocupada, no sé si esté bien. Ni yo ni pikachu hemos podido hallar una sola pista que nos ayude a dar con su paradero.

Comienza a hacer frío, la neblina envuelve el bosque y los sonidos de pokémon salvajes se hacen cada vez más frecuentes. Debíamos encontrarlo pronto, antes de que le sucediera algo.

Porque, después de todo, en mi corazón aún tengo el presentimiento de que algo malo le sucederá.

La tierra bajo mis pies se estremece repentinamente, y yo no puedo hacer otra cosa más que retroceder con miedo. Pikachu salta a mi hombro, asustado también, y yo me quedo quieta, esperando a ver qué pasaría.

Grave error.

El suelo tiembla nuevamente, y de él emerge un tentáculo idéntico al que vimos antes. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron, mas no pude llegar muy lejos. Otro tentáculo apareció ante mí y me hizo tropezar.

Un haz de luz verde pasó rápidamente frente a mis ojos, y pude divisar entre la espesa niebla la silueta de un Zygarde 10%.

Más tentáculos comenzaron a aparecer, y Zygarde luchaba por acabarlos a todos. Era impredecible saber de dónde aparecerían, así que no era nada fácil contenerlos.

Estaba totalmente paralizada, no podía moverme, cosa que no ayudaba en nada. Un estruendo resonó detrás de mí, y para cuando giré mi cabeza para ver qué era, el tentáculo ya se aproximaba a gran velocidad en mi dirección. Zygarde estaba luchando en ese momento, no podía ayudarme. Así que, sólo cerré los ojos con fuerza y protegí a pikachu con todo mi cuerpo, mientras pensaba una última vez en él y esperaba el impacto que acabaría conmigo.

Ayúdame!"

Abrí los ojos un par de segundos después. Ni yo ni pikachu sufrimos daño alguno, alguien nos había ayudado justo a tiempo.

La majestuosa figura de un pokémon se abrió paso entre la oscuridad

"Greninja..."Susurré. Esto probablemente era una buena señal, si Greninja estaba aquí, probablemente él estuviera cerca. ¿Estaría bien? ¿No estaría herido? Miles de dudas se arremolinaban en mi cabeza, pero cesaron en cuanto recordé que mi principal deber en este momento era proteger a su querido pikachu. Junté fuerzas para levantarme y corrí sin rumbo fijo. O al menos hasta que escuché una potente voz a lo lejos.

"¡Greninja, usa Shuriken de Agua!"

Me detuve y traté de identificar desde qué dirección venía el sonido. Cada vez estaba más cerca, los sonidos de varios cortes rápidos quebraban el silencio. Finalmente, tras varios minutos de caminata, lo ví.

La pequeña criatura amarilla que protegía entre mis brazos bajó de un salto y fue a refugiarse a los de su entrenador, quien lo recibió gustoso y le ayudó a subirse a su hombro, como solía hacerlo habitualmente. Alzó la vista unos instantes después, y su achocolatada y gélida mirada se topó con la mía.

"¿E-estás bien?" Fue lo único que atiné a decir. Él asintió, con la misma actitud indiferente que desde hace un par de días conservaba.

"¿Y tú, Serena? ¿Estás bien?"

"S-si..." Contesté en un susurro.

Continuó dándole ordenes a Greninja por varios minutos. Yo no tenía posibilidad de hacer nada, así que sólo me limité a observar, sintiéndome totalmente inútil en esos momentos.

Hubo un instante en el que se distrajo, para después bajar la mirada hacia el suelo y cambiar su expresión a una totalmente aterrada. Ni el ni yo pudimos hacer nada, porque la tierra comenzó a temblar violentamente y, de ella, se abrió una grieta. Sus pies quedaron al borde del precipicio, pero logró mantener el equilibrio y no caer. Pero, desgraciadamente...su fiel pokémon no.

"¡PIKACHU!" Gritó desesperado, mientras tomaba impulso y se disponía a saltar. Tomé su brazo a tiempo y lo detuve.

"¡No vayas! ¡Es muy peligroso!" Rogué, preocupada. Esperaba que pudiera hacerle entrar en razón. Aunque, se trataba de pikachu, por lo que mis intentos fueron vanos.

"¡No voy a abandonarlo! ¡Ya déjame en paz!" Gritó en un tono que nunca había usado antes. Sorprendida, retrocedí un par de pasos y, tras soltar su brazo, asentí decidida con una expresión tan fría como la que él me dedicaba en esos momentos.

Lo ví sonreír levemente en forma de agradecimiento, antes de arrojarse al vacío, sin ninguna garantía de que fuera a regresar.

No podía quedarme cruzada de brazos, así que saqué a Braxien y comencé a ayudar en lo que podía a Greninja. Porque, más que nada, eso era lo que hacíamos. Tan sólo ayudar.

Al parecer, Greninja podía ver de dónde saldrían los tentáculos, cosa que nos fue de mucha utilidad.

Los minutos transcurrían, no había ni una sola señal de él ni de pikachu. Seguí dándole indicaciones a Braxien, mientras que mi mente intentaba averiguar qué era lo que estaba ocurriendo en la siempre pacífica región de Kalos.

Mientras que yo intentaba por todos los medios darle una explicación a esta desconocida AMENAZA.

NUESTRA ÚLTIMA AVENTURADonde viven las historias. Descúbrelo ahora