Capítulo nueve

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«Siempre quejándote de todo y a la vez fingiendo no darle importancia a nada

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«Siempre quejándote de todo y a la vez fingiendo no darle importancia a nada. Vives de esperanza, pero ni sabes qué esperas». Julio Cortázar

 Julio Cortázar

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ISABELLA

En un trabajo siempre era primordial fijarse en cada detalle, su padre le había enseñado demasiado bien cómo hacer las cosas. Si uno lo piensa, en los detalles están los demonios, es difícil siempre tener la cordura de limpiar cada gota, levantar cada retazo de tela rota, poner las cosas en su lugar, o simplemente, una hebra de cabello.

Por suerte, ella sabía de ángeles.

Isabella levanta su rostro y se mira en un pequeño espejo colgado al final de la habitación, su rostro ensangrentado le causa náuseas, por lo que toma grandes bocanadas de aire y agarra su vientre. No está segura de lo que pasó realmente allí, todo pasó demasiado rápido. No se sentía tan mal como debería, puesto que era su vida o la de aquel hombre, sólo que sabía que era algo más que eso.

—Oh, la mia principessa —saluda una voz grave desde el umbral de la entrada. Maurizio se acerca a su hija con una gran sonrisa, toma su rostro con ambas manos y saluda con dos besos en sus mejillas. La mira como cual padre orgulloso, le limpia con sus dedos los restos de sangre poco a poco—. Yo termino de limpiar, ve a casa.

Isabella asiente inmutable, estaba agotada. Por más que supiera que está preparada para derribar a veinte elefantes, su cabeza no podía más, todo le daba asco; su padre, su familia, ella misma. Un nudo se instala en su garganta y las ganas de llorar brotan sin ningún aviso, trata de disipar cualquier muestra de fragilidad, pero a medida que avanza a la salida, le cuesta contenerse aún más.

Las calles de Scampia la aterran, a medida que avanza el aire le parece más pesado. Allí dentro pensaba que todo tenía que ver con la horrible escena pero algo más pasaba. Su vista se nublaba poco a poco y sus oídos no paraban de zumbar. Parecía una película de terror. Una muy mala.

—Necesito que me busques —ordenó y del otro lado de la llamada sintió un gruñido nada contento—. Por favor.

Se sentó en la fría vereda esperando que su hermano llegase lo más rápido posible, aunque sabía que con el tráfico horrible de la ciudad se iba a tardar más de la cuenta. Se dispuso a seguir su recorrido, de igual forma, Vitto tenía su ubicación GPS y la encontraría donde esté.

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⏰ Last updated: Oct 31, 2023 ⏰

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