Capitulo 4 - Steve

6.2K 309 4
                                    

Esperé dos minutos, dos largos minutos para que me diera tiempo a seguirle con un poco de distancia.

Entré al edificio, por fuera parecía que se caería en cualquier momento, pero por dentro era como un hotel de cinco estrellas.

A la entrada, una gran alfombra blanca, que hacía un precioso conjunto con el suelo negro y pared blanca. A los lados de las puertas, dos grandes jarrones negros con figuras abstractas en blanco y de estos, salían rosas de variados colores. Siguiendo recto llegabas a los ascensores, a mano izquierda se encontraban unos sofás blancos con cojines negros y una mesita de cristal; a mano derecha, un mostrador de cristal donde se encontraba una mujer de no más de 25 años escribiendo en un ordenador, y colgando del techo, una gran lámpara negra en forma de espiral que alumbraba toda la sala junto con las multiples ventanas que había.

Me acerqué a la joven para preguntar por Cam, no tenía ni la menor idea de en que parte del gigante edificio se encontraba.

- ¡Buenas! ¿Me podría decir donde se ha dirijido un chico joven que acaba de entrar? - Preunté sonriente. Si ponía mi faceta amable igual me decía donde estaba Cam.

- ¿Cameron? Ha ido a la planta 5, al fondo del pasillo a la derecha. Pero te recomiendo que espe... - No dejé terminar de hablar a la chica. Con un simple "gracias" me fui corriendo hacia los ascensores. Pulsé el botón y me subí al primero que se abrió.

Al llegar a mi destino me aseguré de que no había nadie en el pasillo y fui al lugar que me indicó la chica.

Al doblar la esquina di la vuelta inmediatamente. Dos hombres de musculatura como la de armarios se encontraban vigilando la puerta por la que me disponía a pasar. ¿Ahora qué se supone que tengo que hacer?

Volví a asomar la cabeza y pude ver como uno de los gorilas se alejaba por el lado contrario a mí. El otro seguía parado en la puerta sin expresión alguna. 

¿Y si me acerco y le intento encantar con mi "maravilloso" físico y "perfecta" carisma? Igual funciona.

- ¡Hola! - Saludo con mi sonrisa más amigable. Sin ninguna respuesta, el hombre ni siquiera me mira. Es una cabeza más alto que yo y tengo que alzar la vista para observar su rostro, pero no hace ninguna mueca, parece un muerto.

- Bueno... Creo que no habrá ningún problema si entro - Digo sonriente y haciendo amago de colarme por un pequeño hueco y llegar hasta la manilla de la puerta. Misión fallida. Ese hombre-armario-gorila me coge en brazos y me pone a un lado de la puerta. Su rostro sigue sin expresión alguna. Creo que si hubiera sido yo, simplemente por el echo de que tendría que estar callada, estallaría en carcajadas.

- ¿No hablas mucho, verdad? - Digo intentando ser amable. Sin respuesta.

- ¿Me dejas pasar? - No obtengo respuesta. Dudo que este hombre sea mudo, así que... Es un desagradecido.

- ¿Me vas a responder? - Sin respuesta, de nuevo.

- Oye, puedo llegar a ser la persona más irritante del mundo, así que, te recomiendo que me hagas caso - Nada, sigo sin obtener respuesta.

Ahora, en vez de hablar, le paso mi mano repetidas veces por su cara, pero sigue sin moverse. Me dedico 5 minutos a pincharle con el dedo en su hombro. Y claro, nadie soporta a una persona toca narices. Así que, me habla.

- Largo, si no quieres problemas - Dice con una voz grave y con un gran parecido a la de un orco.

- ¿Por qué no puedo pasar?

- Porque no - Dice serio y recobrando la compostura de hombre-armario-gorila. Mi paciencia se agota, por lo tanto, a mi mente privilegiada se le ocurre entrar corriendo. Pero el hombre me carga como a un saco de patatas y entra en la sala.

Mi sexy y odioso compañero de piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora