Stiles es de la clase de chicos a los que no les gusta tener una relación. No se toma enserio a las chicas y las usa para su beneficio. Créanme, es aún peor de lo que suena.
Yo, Lydia Martin, odio a los chicos como Stiles. Y sí, suena pretencioso, p...
Stiles jamás había sentido un dolor tan grande como el que sintió cuando Lydia desentrelazó sus manos. Aunque, tampoco se comparaba a como se sintió al verla irse, reemplazando su mano con la de él. Estaba seguro de que su corazón pudo escucharse romperse a kilómetros de distancia.
En estado de shock, sin saber con exactitud lo que acababa de ocurrir, se dirigió hacía la mesa que anteriormente había compartido con Lydia. Ahora su silla estaba vacía, al igual que un enorme hueco dentro de su pecho.
La vio desde lo lejos salir del lugar con su brazo entrelazado con el de Jackson, justo como hace unos minutos habían estado ellos.
No podía comprenderlo, si Lydia no quería estar con él lo entendería, no es su obligación amarlo sólo porque él la ama o porque la trata como se merece, ya que eso lo hace sin esperar nada a cambio. ¿Pero por qué regresar con un chico como Jackson? Sólo la lastima y ni siquiera le importa. Sólo se interesa en él mismo y lo que puede sacar de los demás, de ella.
Pero bien, si Lydia y las chicas quieren un chico así, si quieren un Jackson; eso es lo Stiles planeaba darles.
— Stiles, se supone que deberías ayudarme a estudiar, no ponerte a ver las moscas pasar frente a tus ojos y no decir nada. De saber que pasaría esto mejor estudio sola.
Stilinski había llegado hace treinta minutos. Mientras yo estudiaba para mis exámenes, el se mandaba mensajes con Scott, lo que me ponía los nervios de punta. Cada sonido de mensaje me alteraba. No sé ni para qué se ofreció a "ayudarme" si no hacía nada en lo que me pudiera ayudar.
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— Bueno, bueno... ¿En qué necesitas que te ayude?
— No necesito ayuda, pero estaría bien que te concentraras y estudiaras un poco para variar. Los exámenes ya vienen, ¿no te preocupa en lo más mínimo?
— ¿Para qué? No lo necesito. Además, ¿sabes lo que me dirían los chicos si piensan que me interesa la escuela? Sería mi fin.
Lo vi incrédula. ¿Llegué a ser de esa forma? Qué horror. No sé porqué parte de mí creyó que el antiguo Stiles podía seguir ahí. Supongo que las personas simplemente cambian y ya no vuelven a como fueron.
— Lo sabía, sigues siendo el mismo de siempre. Ni siquiera sé porqué creí que seguías siendo el mismo tú, evidentemente ese chico ya no existe.
Stiles se levantó molesto.
— ¿A qué te refieres con eso?
— Antes eras un chico bueno. Te preocupabas por las personas a tu alrededor y en su bienestar, no sólo en el tuyo. Creí que habías enterrado a ese chico dulce como defensa, pero creo que cambiaste y reemplazaste a ese chico por quien eres ahora.
Se acercó hacía mí, quedando a unos cuantos pasos de distancia. Nuestra diferencia de estatura era bastante notoria.
— ¿¡Pues qué crees, Lydia!? ¡Ese chico que tanto odias, que tanto desprecias, fue creado por ti!
