La flauta de pan

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Eran las cinco de la tarde. Estaba tranquilamente sentado en su cuarto leyendo cuando empezó a escuchar una dulce melodía. Agudizó el oído. Sin duda la tocaba una flauta de pan.

Extraño hobbie el de alguno de mis vecinos, aunque ciertamente suena muy bien, se dijo para sí mismo.

La melodía sonaba de vez en cuando. Cesaba diez minutos y se escuchaba durante otros diez. Pero nunca comenzaba antes ni después de las cinco. Nunca acababa antes ni después de las seis.

Esa melodía siguió sonando con esos intervalos de tiempo durante un mes.

Pero un día no sonó la melodía, la flauta no fue tocada. Mas no echó de menos ese detalle. Eran las once y media de la noche. Se preparó y se fue a dormir. Aquella noche ocurrió lo que menos esperaba.

A las cinco de la mañana comenzó a sonar la melodía. Esta vez se escuchaba procedente de su salón, no la reconoció. Se levantó aún soñoliento.

-Me dejé la televisión encendida ayer...-dijo aún desperezándose.

Fue a su salón. La televisión estaba apagada. Pero en el sofá que estaba frente al televisor estaba sentado alguien. Alguien que tocaba una melodía con una flauta de pan. Alguien vestido con una túnica negra con capucha. Alguien que emanaba olor a azufre. Alguien con manos de hueso.

La Muerte.

Al día siguiente fue encontrado en su piso. Con una flauta de pan atada a su mano y colgando ahorcado sobre el sofá en el que horas antes, había estado sentada la Muerte.

Historias de miedoWhere stories live. Discover now