Una pequeña introducción a mis sueños

416 55 14
                                    

Te escribo esto bebiendo una pequeña copa de vino tinto, porque no me he atrevido a buscar el ron si no estás aquí viéndome a los ojos mientras el sabor amargo invade mi boca.

¿Cómo soportar esa bebida cruel y despiadada con mi lengua, sin la dulzura de tus ojos para contrastarle?

Extraña y estúpidamente, cuando no compartimos esos pequeños instantes de complicidad, de miradas largas y dulces, siento que tú mismo eres el ron.

Esa frialdad de tu ser, ese dolor increíble que me produce el saber que no soy nada para ti, aun cuando mis pobres libretas, mi computadora, mi teléfono y hasta mi almohada se saben tu nombre, tu cuerpo y tu mirada por completo sin haber sido tocados una sola vez por ti.

No sé por qué insisto tanto. Quizá solo quiero hallar a alguien que me dé su cariño porque me estoy hartando de sentirme sola.

Sea lo que sea, te estás apareciendo demasiado en mi mente y te estás alejando en mi realidad.

¿Así es el amor? ¿Un constante deseo incontenible de tenerte, que aumenta a medida en que te vas?

Yo no sé nada. Nunca he sabido nada del mundo. Solo sé que hay algo excesivamente fuerte que me ata a ti y no tengo ni la más ínfima idea de lo que pueda ser. Es doloroso y complicado.

Duele esa indiferencia que tienes y se complica a medida en que pasan los días.

Quiero que me quieras, aunque suene egoísta. Y es asqueroso decirlo o escribirlo. Soy un ser horrible nada más por el hecho de pensarlo. Esto quizá no sea amor y comienzo a notarlo.

Esto es un deseo incesante de ti. Un deseo enorme de que me beses, me quieras, me enseñes, me motives y me des todo lo que tienes. Es como un asalto y sin embargo no me siento como criminal. Porque yo también responderé a esos besos, y si tengo algo qué enseñar te lo enseñaré, y si te sientes débil te motivaré y te daré lo que tengo. Es que no sé qué es ni con qué compararlo.

¿Cómo se le llama a esas ganas tan tremendas de estar contigo para todo? ¿Por qué si sé que es tan sencillo cambiarte el nombre no quiero esto de otro sino de ti? ¿Cuándo fue que te convertiste en mi capricho? ¿En qué instante fue que te me clavaste al pecho? ¿Acaso pusiste algún sentimiento oculto en el ron de aquella vez?

Tengo infinitas preguntas sin respuesta porque a ti no te gusta responder. Tengo infinitas ansias de besarte, pero los labios solitarios, porque no eres tú quien las va a complacer.

Te quiero aquí. Te quiero en mi cama: leyendo o viendo una serie. Te quiero en mi cama: bebiendo un café o un whiskey, porque en la boca ya tienes el ron. Te quiero en mi cama: besándome los labios o el cuello o bajando un poco más. Te quiero en mi cama: vestido o desnudo, pero conmigo a tu lado. Te quiero en mi cama: justo sobre mí, o tras de mí, o en la posición que más te guste, quitándome la soledad y la tristeza y la ira y el dolor a sentones. Te quiero en mi cama. A ti y no a otro. A ti. A ti. A ti.

Quiero a tu lado infantil, a tu lado dulce, a tu lado escéptico, a tu lado caprichoso, a tu lado perverso. Te quiero a ti. Pero no confundas esto, por favor. Solo te quiero, y te tendré solo si estás dispuesto a compartirte conmigo a ratos, porque entiendo que eres una persona y que te perteneces a ti mismo por completo. Porque tu libertad es primero, y yo soy cielo y no jaula, pajarillo. Y porque al mismo tiempo, estoy segura de que podrás entender que espero lo mismo.

De cualquier modo, y cómo sea que se llame, solo quiero que sepas que contigo lo quiero y lo puedo todo y sin ti también, y aún así, daría lo que me quede de vida solo por una hora en que pueda beber el café de tus ojos, el ron de tus labios y el té de tu cuerpo, y que de ñapa me den una noche que aunque dure poco, sea suficiente para darnos todo lo que ni tú ni yo hemos podido obtener de otros, porque con ellos nunca fuimos ni seremos nosotros.

Letters for himDonde viven las historias. Descúbrelo ahora